Blogia
CAUSA ABIERTA

Honduras se divide en las calles

Honduras se divide en las calles

Las calles de Tegucigalpa se han convertido en escenario y prueba palpable de la división existente entre seguidores y detractores de Manuel Zelaya, sacado violentamente del poder y del país el pasado domingo por los militares. En el centro de la capital y en los aledaños de la Casa Presidencial, miles de hondureños vitorearon y vituperaron hoy a Zelaya y a Roberto Micheletti, en el segundo día de éste último en el poder y en medio de una profunda crisis política y el rechazo de la comunidad internacional al nuevo Gobierno. Si a primera hora el céntrico Parque Central se llenaba con pancartas de apoyo al Gobierno como "Fuera dictaduras chavistas" o "defendamos nuestra democracia", en la tarde eran los seguidores de Zelaya los que ponían el grito en el cielo con acusaciones de "golpista" al nuevo presidente. A pesar de que se mantiene el tránsito de vehículos en Tegucigalpa cuando no está vigente el toque de queda (en horas de la noche), meterse en el tráfico se ha convertido en una aventura que cambia de curso a medida que se cortan y se abren las calles por manifestantes o policías. Tras rezar una oración con las manos tomadas y cantar el himno nacional, los detractores de Zelaya reiteraron hoy, como viene haciendo el Gobierno desde el domingo, que la salida violenta del mandatario del país y su posterior destitución en el Congreso no ha sido un golpe de Estado, sino una "sustitución constitucional". Convocados por la Unión Cívica Democrática (UCD), una organización que integran políticos, empresarios, iglesias y agrupaciones sociales, los manifestantes aseguraron que Zelaya había sumido al país "en un desgobierno" y una situación de inestabilidad desde hacía días por la consulta que impulsaba. Esa consulta, declarada ilegal y convocada para el domingo, buscaba consultar a la población sobre la necesidad de una reforma constitucional, algo que fue visto por la oposición a Zelaya como un intento de volver al poder en el futuro. "Honduras no tuvo un golpe de Estado, hubo un cambio de Gobierno, había que hacerlo, pero en Honduras no hubo un golpe, si hubiera habido un golpe no habría un Congreso, una Corte de Justicia, un Poder Ejecutivo funcionando", dijo a Efe Lisi Matute, una dentista de 27 años. Los detractores de Zelaya insistieron en que el Gobierno de Micheletti no ha sido reconocido por ningún país debido a que fuera de Honduras "no entienden" las razones que obligaron a los militares a sacarlo del poder y aseguran que los manifestantes que han repudiado al nuevo gobernante son "una minoría". "Esto no es un país comunista, este es un país democrático", afirmó Paola Arriaza, abogada de 26 años, al asegurar que no fue a la concentración a apoyar al nuevo Gobierno, sino a dejar claro su rechazo a Zelaya, al que acusó de no respetar la democracia. Claudia Avendaño, empleada pública, reconoce que el aislamiento internacional es un problema, pero asegura que con Zelaya la situación era "insoportable", por lo que, en su opinión, era "un desgobierno". "Es la tristeza que tenemos todos, que estamos solos, pero prefiero quedar aislada del mundo antes de pensar que este señor va a volver", dijo. En otra parte de la ciudad y a escasos metros de la Casa Presidencial, varios cientos de sindicalistas y miembros de organizaciones sociales colocaban de nuevo barricadas improvisadas, mientras demandaban la vuelta al poder de "Mel", como se conoce popularmente al depuesto presidente. "Nosotros lo elegimos (a Zelaya) y solo nosotros lo podemos sacar. Esto fue un complot", comentó a Efe Mariela Salinas, una estudiante de 18 años. El anuncio hecho ayer por Zelaya de que regresará a Honduras el jueves fue acogido por sus seguidores con alegría. "Tenemos fe en que regrese el jueves y a ver qué pasa. Vamos a resistir", declaró Roberto Pavón, un maestro que llegó hasta el lugar desde el extrarradio de la ciudad. Los seguidores del mandatario depuesto, que ayer protagonizaron enfrentamientos con la Policía que dejaron cerca de una treintena de heridos, tienen claro qué es lo que harán si lo detienen a su llegada al país, como han anunciado Micheletti y el Ministerio Público. "Lo vamos a apoyar hasta que vuelva y si lo quieren detener el jueves nos van a tener que detener a todos", dijo a Efe Jairo Cerrato, de 28 años.

 

 

 

0 comentarios