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CAUSA ABIERTA

Colombia: a los seis años, un niño ya perdió a dos familias

Colombia: a los seis años, un niño ya perdió a dos familias

A sus padres biológicos se los llevó la guerra y a quienes lo acogieron, la adopción irregular. En sus cortos seis años, Daniel Ortiz ha perdido dos veces a su familia. En octubre de 1993, sus padres, el sargento retirado del Ejército José Harvey Ortiz Lozano y su compañera sentimental, Yuri Patricia Roa, fueron asesinados entre Angelópolis y Caldas (sur de Antioquia) por un grupo paramilitar. Ante la Fiscalía de Justicia y Paz, en una versión libre realizada en octubre pasado, el ex jefe de los bloques Bananero y Calima, Éver Velosa, reveló que Daniel Alejandro Serna alias 'Kenner' mandó matar al militar como retaliación porque participó en el operativo que lo tiene entre rejas. Luego, amplió los detalles el propio 'Kenner', que estuvo en varios frentes paramilitares, mandó la zona del suroeste antioqueño con el frente Metro y fue reconocido capo de la 'oficina de Envigado' tras desmovilizarse. Ha intentado postularse para recibir los beneficios de Justicia y Paz, pero el Gobierno no lo ha aceptado. Daniel iba en brazos de la pareja en el momento del asesinato y el ejecutor del crimen decidió perdonarle la vida, lo llevó al barrio Niquía Quitasol, de Bello (norte del valle de Aburrá) y lo regaló. Así, creció convencido de que Benicio Sierra y su hermana Carlina eran sus padres de cuna, sin sospecha del pasado tormentoso y violento que lo rodeaba. Tras el hallazgo de los restos del sargento Ortiz y de Yury Patricia, que figuraban como N.N. en los cementerios de Amagá y Caldas, el martes, agentes de la Fiscalía y un defensor de familia del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar tocaron a la casa de Benicio, con una orden perentoria: que les entregaran a su hijo adoptivo. Carlina quedó pasmada al sentir que había llegado el momento que temió cada vez que acompañaba al pequeño mientras se dormía. De alguna manera ya lo había ido preparando cuando le decía que "un día de estos" le iba a dar la sorpresa de conocer a sus abuelitos. El niño estaba en el colegio y por eso, ella les pidió a las autoridades que le permitieran recogerlo, como lo hacía a diario, a las cinco, para que no se asustara. Un solo agente la acompañó a distancia para que ella pasara sus últimos minutos con el niño. "Llegó el día -le dijo entre lágrimas- te vas a ir para donde tus abuelos. Él me preguntó por qué y le repetí varias veces que él era muy afortunado, porque tenía mucha familia que lo quería, por ser tan lindo". Le empacó los bluyines de bolsillos a los lados y en las rodillas, la camiseta negra, otra muda, por supuesto ropa interior; el helicóptero de pilas que le había traído el Niño Jesús y las cartas de Dino Rey -sus juguetes preferidos- para que no se aburriera en un viaje que posiblemente no tenga retorno. Sollozos no faltaron en la despedida. Él estaba muy preocupado y preguntaba si no iba a volver al colegio. Daniel lleva casi una semana en una especie de limbo, en manos de un equipo de protección del Icbf, a la espera de que decidan cuál va a ser su nueva familia. Entre las posibilidades que se barajan están entregárselo a los abuelos maternos, que lo habían reportado como desaparecido hace un quinquenio y que viven en Ibagué; a los paternos de Saldaña (Tolima), o si lo dejan donde ha pasado la mayoría de su corta vida. En la casa adoptiva de Bello, por lo pronto, continúan sin mover los carritos, las cometas y los sombreros de la habitación que el niño ha compartido con el hijo de Benicio, de 10 años, en espera de un 'milagro' parecido al que lo acercó a la familia. Casos como este no son nuevos en el país. Luis González, director de la Unidad de Justicia y Paz, señala que existen por lo menos cinco similares y algunos con finales felices para las familias 'adoptivas'. El más emblemático es el de Andrés, el niño criado como nieto del ex jefe de las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio, Ramón Isaza. María Delia, la hija de Isaza, se hizo cargo del menor desde 1996, tras una incursión a la vereda La Esperanza de Carmen de Viboral (oriente antioqueño) en la cual Ómar Isaza, hijo del 'Viejo' capturó a sus padres que supuestamente eran guerrilleros. Unos días después la guerrilla mató a la mamá y el padre se enfiló con los 'paras'. Hay versiones que dicen que se desmovilizó y otras, que falleció. A pesar de que el hecho, configurado como secuestro extorsivo, es uno de los cargos por los que tendrá que responder Isaza, Andrés, que hoy es adolescente, sigue con la familia del paramilitar. Con los 'paras' del llano en Puerto López (Meta), ocurrió otro ejemplo similar. El 5 de febrero del 2000, tomaron a un bebé de un año de edad tras matar a sus padres y a su abuelo. En septiembre del año pasado, José Baldomero Linares alias 'Guillermo Torres' confesó que se lo había dado a una pareja de evangélicos. Los abuelos consintieron en que sea él quien decida con quién se queda. "Toda situación es diferente, porque hay que analizar las circunstancias en que la familia se vio obligada a recibir al niño y callarse", aclara, por su parte, el director de Justicia y Paz. La versión de los Sierra al respecto presenta algunas inconsistencias. Benicio les dijo a los medios de comunicación que los 'paras' se lo entregaron a un sobrino y él, a su vez, se lo pasó a él; su hermana, en cambio, le dijo a EL TIEMPO que le llegó el rumor de que estaban regalando a un niño al que le habían matado la familia y que ella los buscó por considerar que corría peligro si no encontraban quien lo sostuviera. Se lo entregaron de 6 meses de edad, el jueves 11 de octubre por la tarde y ella lo recibió a pesar de que sabía que había algo turbio en quienes lo tenían. En ese momento, Bello, y especialmente Quitasol, eran dominados por bandas que respondían órdenes de alias 'Gancho' y del 'Negro Evelio' y les hacían trabajos a los 'paras' y a la 'oficina de Envigado'. "Yo lo que hice fue salvarlo, brindarle un hogar digno, porque nosotros somos humildes, pero tenemos un techo; y nunca le faltaron su alimento y sus cosas, y principalmente el cariño", dice Carlina. Al momento, los ojos se le inundan. La mujer explica que lo registró como si fuera la mamá, porque necesitaba un nombre y era necesario para recibir los beneficios de la EPS. Un investigador cercano al proceso expone que es posible que los Sierra le hubieran salvado la vida al niño, porque cabe la probabilidad de que lo asesinaran o lo abandonaran en cualquier rincón, pero, por otro lado, incurrieron en una adopción irregular, a diferencia de María Delia Isaza, que hizo una adopción legal y le asignaron la custodia provisional, situación que podría cambiar si Isaza es condenado por el secuestro de Andrés. La otra diferencia es que en el caso de Daniel, tres familias están pendientes de tenerlo en su seno: los padres del sargento Ortiz, los de Yury, y los Sierra, que sin embargo son realistas y lo único que piden es que, así se vaya con su familia biológica, les dejen seguir viéndolo. Sus esperanzas son pocas, porque hasta ahora ni siquiera han podido escucharlo por teléfono. *Nombres cambiados en acato al Código del Menor y a petición de la fuente. (El Tiempo)

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