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CAUSA ABIERTA

El Papa canoniza al héroe nacional portugués Nuno de Santa María

El Papa canoniza al héroe nacional portugués Nuno de Santa María

Las banderas portuguesas ondearon ayer en la Plaza de San Pedro cuando Benedicto XVI declaró santo al héroe nacional Nuno Álvarez Pereira, el vencedor de Aljubarrota en 1385, quien abandonó la jefatura del ejército, repartió su gran fortuna entre los pobres, aseguro el matrimonio de su única hija y entróen el Carmelo de Lisboa para pasar sus últimos años en la humildad y el anonimato. Nuno Álvarez Pereira, nombrado Condestable del Reino a los 24 años, era en la práctica, el hombre más rico del país. El Papa elogió el gesto de repartir su fortuna pues "sin renunciar y compartir es imposible llegar a la igualdad fraterna característica de una sociedad moderna, que reconoce a todos como miembros de una única familia humana". Benedicto XVI se refirió a los problemas contemporáneos comentando la vida de otros dos de los cinco nuevos santos. El ejemplo del sacerdote Arcangelo Tadini, quien fundó en el 1900 una congregación destinada a ayudar a mujeres trabajadoras, "continúa siendo actual especialmente hoy, en una época de grave crisis económica". A su vez, Caterina Volpicelli creó en el siglo XIX una orden religiosa sin hábito que atendía a los pobres de Nápoles, enseñándonos a "construir una sociedad abierta a la justicia y a la solidaridad, superando el desequilibrio económico y cultural que perdura en gran parte de nuestro planeta".
Pero el personaje estrella de la jornada, aún a seis siglos de distancia, era el héroe nacional portugués, ejemplo de padre de familia hasta que, después de quedar viudo, entrego su única hija como esposa al hijo del rey Juan I.
El mérito más espectacular del condestable Nuno Álvarez Pereira no fue renunciar a sus cargos, sus títulos nobiliarios y sus bienes, sino haber sido capaz de llevar una vida cristiana en momentos de grave crisis política por la sucesión dinástica en Portugal, de máxima responsabilidad militar y de guerra abierta con Castilla hasta que en 1385 sus 6.500 soldados portugueses derrotaron a 30.000 castellanos en Aljubarrota, asegurando un largo período de dos siglos de paz.
El Papa confesó ayer que "me siento feliz al proponer a la Iglesia entera esta figura ejemplar por su vida de fe y de oración en contextos aparentemente poco favorables, demostrando que en cualquier situación, incluso militar y bélica, es posible poner en práctica una vida cristiana, orientada al servicio del bien común y de la gloria de Dios". (ABC)

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