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CAUSA ABIERTA

Las vacaciones de Sarkozy y Bruni en México, pagadas por millonarios

Las vacaciones de Sarkozy y Bruni en México, pagadas por millonarios

¿Quién ha pagado las minivacaciones privadas de Nicolas Sarkozy y su esposa, Carla Bruni, el pasado fin de semana en México? La pregunta, que está lejos de haber sido respondida de forma inequívoca, ha dado pie a nuevas suspicacias y críticas contra el presidente francés y a una clara incomodidad en el Elíseo. La pareja presidencial, que esta semana efectuó una visita oficial a México, pasó el fin de semana previo en una villa del selecto hotel El Tamarindo, en la localidad mexicana de Manzanillo, cerca de Puerto Vallarta, en la costa del Pacífico. Pasar una noche en uno de sus 29 bungalows, situados en medio de una reserva natural de 810 hectáreas - incluidos tres kilómetros de playa privada-cuesta entre 460 y 970 euros.
Nada que el presidente francés, con un salario de 20.000 euros brutos al mes, no pueda costear.
Pero ni Sarkozy ni el Estado francés son quienes han pagado la factura. ¿Quién, pues? El Elíseo asegura que la pareja presidencial fue invitada por el presidente de México, Felipe Calderón. Pero la emisora de radio RTL y otros medios de comunicación sostienen que la factura la ha pagado el propietario del complejo hotelero y uno de los más poderosos hombres de negocios mexicanos, Roberto Hernández Ramírez, presidente del grupo bancario Banamex-Citigroup y persona próxima a Calderón. Hernández, según Le Parisien,fue uno de los invitados a la cena de gala celebrada el lunes por la noche en el Palacio Nacional.

La polémica se ha extendido igualmente en México, donde un diputado del partido opositor PRD, Mario Di Constanzo, ha solicitado al Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) que aclare quién ha sufragado la visita privada de Sarkozy. Constanzo considera que de haber sido invitado por el presidente mexicano, el francés debería haber utilizado una residencia oficial.

En Francia, el diputado socialista Arnaud Montebourg ha reprochado al presidente su afición a codearse con los poseedores de grandes fortunas. "Su frecuentación obsesiva de millonarios se ha vuelto insoportable", afirmó.

El problema, para el presidente francés, es que llueve sobre mojado. Para festejar su elección, el 6 de mayo del 2007, Sarkozy no tuvo mejor idea que pasar unos días de descompresión en aguas de Malta a bordo del yate privado del empresario francés Vincent

Bolloré, lo que provocó una tormenta política. Lejos de haber aprendido la lección, el presidente se dejó invitar ese verano - junto a su segunda esposa, Cécilia-a pasar unos días de reposo en una mansión de Wolfeboro (Estados Unidos), por Agnès Cromback, presidenta de Tiffany France, y Mathilde Agostinelli, directora de comunicación de Prada. En diciembre, en pleno noviazgo con Carla Bruni, Sarkozy no tuvo reparos de nuevo en aceptar una invitación de Bolloré para viajar en el avión privado del empresario, un Falcon 900, a Egipto. La Vanguardia.es.

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