El anuncio publicitario más esperado del año no es precisamente el de Freixenet. La alfombra roja de los Oscar es el mejor escaparate mediático que una firma pueda soñar. Armani, Versace, Dior y más, se han encargado de vestir a las actrices más deslumbrantes del mundo, aunque algunas mejor que se hubieran quedado en casa. Comencemos la crónica de las mejor y peor vestidas. A quienes predijeron que la alfombra roja de este año se iba a caracterizar por la más absoluta austeridad, se equivocaron. La 81 ª edición de los Oscar ha sido un auténtico despliegue de joyas que a buen seguro podría reflotar la economía de un país pequeño. Millones y millones de dólares colocados sobre cuellos, muñecas y dedos de las ‘celebrities’. Si llevaban un par de guardaespaldas solamente para proteger las piedras preciosas, ¿a Winona Ryder le pondrían además una cámara de vigilancia? Quién sabe... Llegó la ciudadana más famosa de Alcobendas a Los Ángeles y empezó el debate: ‘que si el vestido era muy feo’, ‘que si era precioso’, ‘que si parecía un retaco’, ‘que si era de novia’, … El vestido que lucía Penélope Cruz, independientemente de la percha, era muy bonito. Y al parecer, propiedad de Penélope quien confesó que lo había adquirido hace tiempo porque sabía que en algún momento le iba a servir. Y tanto porque su imagen recogiendo el Óscar ha dado la vuelta al mundo.
El vestido de Pe El modelo, en blanco, es obra de Pierre Balmain, diseñador que junto a Christian Dior conformó el llamado ‘nuevo look francés’. De escote palabra de honor, data de hace más de 60 años, dibujando desde el pecho hasta la falda, una especie de brocados. Nadie duda que es un vestido de ensueño pero, ¿le quedaba bien a Penélope?
La falda, compuesta por multitud de capas recargaba bastante el conjunto y hacía que la actriz, ya de por sí pequeña, lo pareciese aún más. Por otro lado, el escote parecía que la iba a traicionar en cualquier momento y nos dejase ver más de lo que la imaginación esperaba. Fuente Terra.
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