La "jarra loca" con pastillas del abuelo es una combinación mortal
La muerte de cuatro jóvenes en Argentina, que robaron pastillas a sus abuelos para mezclar con alcohol en una fiesta, encendió el alerta. Estos chicos fallecieron en 2008, dos de ellos en junio y otros dos en octubre, con un cuadro similar. Los primeros habían agregado a una jarra con bebidas alcohólicas 30 píldoras hipoglucemiantes, utilizadas por personas diabéticas. El perito psiquiátrico Miguel Ángel Maldonado explicó en Radio 10 que " un hipoglucemiante, es decir, lo que baja el azúcar en sangre, sumado a un depresor del sistema nervioso central, como es el alcohol en una dosis importante, provocaron un coctel mortal". Según dijo, es una "ecuación en medicina que siempre lleva a la muerte". La misma reacción hubiesen tenido si agregaban a la mezcla la droga sildenafil, conocida comercialmente como viagra.
"Los jóvenes tienen tendencia a experimentar con todo lo que sea fármacos y psicofármacos. Lo que ocurre es que a veces se 'pasan de rosca' y terminan como terminaron estos chicos", opinó el especialista. Con respecto a estos casos en particular, Rubén García, director del Hospital Ramón Carrillo -el centro de salud que los atendió-, confirmó que los menores ingresaron con un "deterioro importantísimo de sus funciones cerebrales".
"La glucosa y el azúcar son elementos fundamentales, combustibles de nuestro cerebro. Si estos fallan, y los valores están por debajo del estado que se considera crítico para nosotros, el cerebro comienza a perder la función que le corresponde, se produce un edema y éste lleva al deterioro progresivo de las neuronas, en horas", señaló. Situación que, agregó, deviene inevitablemente en la muerte.
Ambos profesionales señalaron que, si bien en estos casos las pastillas fueron encontradas en la propia casa de los fallecidos, muchos otros jóvenes las compran en farmacias, a pesar que en los envases se especifica que sólo se pueden vender bajo estricta prescripción médica.
En ese sentido, el ministro Aníbal Fernández sostuvo en Radio 10 que "hay que cerrar las farmacias de los que le venden a pibes".
"Los jóvenes tienen tendencia a experimentar con todo lo que sea fármacos y psicofármacos. Lo que ocurre es que a veces se 'pasan de rosca' y terminan como terminaron estos chicos", opinó el especialista. Con respecto a estos casos en particular, Rubén García, director del Hospital Ramón Carrillo -el centro de salud que los atendió-, confirmó que los menores ingresaron con un "deterioro importantísimo de sus funciones cerebrales".
"La glucosa y el azúcar son elementos fundamentales, combustibles de nuestro cerebro. Si estos fallan, y los valores están por debajo del estado que se considera crítico para nosotros, el cerebro comienza a perder la función que le corresponde, se produce un edema y éste lleva al deterioro progresivo de las neuronas, en horas", señaló. Situación que, agregó, deviene inevitablemente en la muerte.
Ambos profesionales señalaron que, si bien en estos casos las pastillas fueron encontradas en la propia casa de los fallecidos, muchos otros jóvenes las compran en farmacias, a pesar que en los envases se especifica que sólo se pueden vender bajo estricta prescripción médica.
En ese sentido, el ministro Aníbal Fernández sostuvo en Radio 10 que "hay que cerrar las farmacias de los que le venden a pibes".
0 comentarios