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CAUSA ABIERTA

Camioneros y chóferes de ómnibus de Argentina consumen hojas de coca para resistir largas travesías

Camioneros y chóferes de ómnibus de Argentina consumen hojas de coca para resistir largas travesías

La detención en Uruguay de varios conductores de ómnibus y camiones de nacionalidad argentina con hojas de cocaína en su poder llevó a la inteligencia aduanera a realizar un análisis de la situación. Se descartó de plano que los transportistas integren una red de traficantes de droga y por el contrario, tal cual declaran en los juzgados, razón por la cual son liberados por la justicia, las hojas de coca que llevan consigo son para consumo personal. Y no lo hacen porque son adictos, sino para resistir las enormes travesías que los hacen recorrer países enteros, Uruguay, Argentina, Paraguay, Brasil y Bolivia, donde consiguen la coca con suma facilidad. Uno de los camioneros argentinos confesó que él, como muchos, la consumen, para estar bien nutridos y tener la energía suficiente para la ciclópea tarea. Ellos se basan en que es un alimento riquísimo en vitaminas A y C, y rico en calcio, hierro, fibras, proteínas y calorías. Los primeros testimonios del uso alimentario de la hoja de coca en la región andina datan de hace 4.500 años. En aquella época, y en esa zona, la planta de la coca (Erytroxylon coca) era cultivada y los seres humanos hacían de ella un uso sano y sensato, como se hace hoy en los campos masticando las hojas, muchas veces con un reactivo como las cenizas o el bicarbonato de soda. La coca es una planta alcaloide, así como lo son el té y el café, que contiene varios alcaloides; uno de ellos es la cocaína (presente en una cantidad mínima, entre 0.5 y 1.1% en las hojas de coca) que durante la masticación, por acción de la saliva, se combina con el resto de elementos alcalinos, descomponiéndose, para transformarse en ecgonina: esta substancia contribuye a quemar las grasas acumuladas en el hígado generando glucosa y, por lo tanto energía. Sin haber conocido al detalle tales procesos químicos, ya los incas, y antes de ellos los aymaras y quechuas, sabían que masticar hojas de coca proporcionaba bienestar y fuerza. El simple acto de pijchar o chajtar hojas de coca, o sea masticarlas y mantenerlas en la boca en una bola compacta y fibrosa, significa para el organismo una fuente de energía y nutrición. Y los chóferes argentinos lo saben muy bien.

 

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