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CAUSA ABIERTA

Guerra de mafias de patovicas en Madrid: dos muertos y tres heridos

Guerra de mafias de patovicas  en Madrid: dos muertos y tres heridos

Tiroteo entre mafias de porteros. La pugna por el control de las puertas en los locales de ocio nocturno de la capital se saldó ayer con dos muertos, un portero -Catalin Stefan Craciun, Cata, rumano de 31 años- y un relaciones públicas de la sala -Alejandro Muñoz Rojas-Marcos, español de 24 años. Dos personas más resultaron heridas de bala, y un tercero por una contusión en la cabeza. El autor de los disparos -Carlos M. H., español de 36 años, del clan de los Miami-fue detenido poco después. La discoteca abría ayer con total normalidad a las 18.30 para que el público de la tercera edad acudiera a su baile diario.

Los hechos ocurrieron, según relata El País de Madrid, sobre las 3.15 de la madrugada en la sala Palace, en la confluencia de la calle de La Priora con la plaza de Isabel II (Ópera). Carlos sacó una pistola Glock de 9 milímetros y disparó a bocajarro en el cuello de Constantin, provocándole la muerte casi en el acto. El fallecido era cabecilla de las mafias de origen rumano y búlgaro instalados en discotecas de toda la región. Tenía antecedentes por tráfico de armas y por el secuestro de un compatriota en 2007, aseguraron fuentes próximas a la investigación. El pistolero entró después a la discoteca y disparó de nuevo, hiriendo en el muslo izquierdo a un hombre de 28 años, trasladado a la clínica de la Concepción, según Emergencias.

Tras los balazos, Carlos M. H. abandonó el lugar a la carrera hacia la calle del Arenal.

Tras él corrieron el resto de los porteros, sus compañeros de la cercana discoteca Joy Eslava y el segundo fallecido, Alejandro Muñoz. El detenido le disparó durante la persecución, a la altura de la calle de las Hileras, y le alcanzó en el costado. Falleció cuando era operado en el Gregorio Marañón.

Los últimos tiros se efectuaron en la plaza del Celenque, donde un hombre de 30 años recibió dos balazos en la espalda. Carlos M.H. era detenido unos metros más adelante, en la calle del Maestro Victoria, cerca de su coche. Allí fue a buscar la pistola antes del tiroteo.

Discusión en el local

Sobre las diez de la noche una fuerte discusión escapaba de la puerta del local, según varios vecinos. Allí estaba ya Carlos, que cuenta con antecedentes por tenencia de armas, lesiones y robo con fuerza.

Había ido al local a arreglar sus diferencias con la seguridad de la sala, en manos del hampa del Este, según fuentes policiales. La respuesta a sus demandas llegó con golpes que le rompieron el tabique nasal. Las balas de su pistola pusieron el punto y seguido.

En su detención, Carlos se jactó de pertenecer a la banda de los Miami, célebre en la noche madrileña por controlar la seguridad y el narcotráfico en las discotecas y dar palizas por encargo. La policía daba el grupo por desmantelado.

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