La Santa Muerte, un culto con millones de devotos en México
La iglesia católica la prohíbe, pero sus devotos se estiman en millones. Los que creen en ella le ofrendan tequila, dulces y ramos de flores, y a cambio le piden trabajo, amor, dinero y protección. Es la Santa Muerte, la santa a la que no se le puede pedir hacer daño, solo justicia y que es una las figuras más populares del México actual.
Los seguidores de la Santa Muerte le rinden devoción en altares levantados en todo el país y en sus propias casas. También le llaman la 'Niña Blanca', o 'La chiquita', pero es una calavera vestida de mujer. Tiene un aspecto tenebroso, pero bajo esa sombra de espanto sus fieles buscan consuelo y ayuda.
Considerar una imagen de la muerte como una santa "es un absurdo", ha dicho el cardenal Norberto Rivera, arzobispo primado de México. "Todo cristiano, se supone, está a favor de la vida y no de la muerte". En el 2016, durante su visita a México, el papa Francisco, condenó su culto diciendo " hay tantos que seducidos por la potencia vacía del mundo, exaltan las quimeras y se revisten de sus macabros símbolos para comercializar la muerte".
Pero la Iglesia católica está perdiendo la batalla contra la Santa Muerte, famosa por ser adorada por narcotraficantes, aunque en realidad es venerada por todo tipo de personas, desde obreros, policías, doctores y hasta maestros. "Cada vez que (los periodistas) vienen a entrevistarnos, están buscando delincuentes pero no los encuentran", aclara Enriqueta Vargas, la ministra de uno de los santuarios del Distrito Federal, la capital mexicana.
Andrew Chesnut, profesor de estudios de religiones en la Universidad de Virginia Commonwealth, Estados Unidos, estima que entre 10 millones y 12 millones de personas que viven en México y Centroamérica son adeptos. "Este ha sido el crecimiento más rápido de un movimiento religioso nuevo, no sólo en México, en todas las Américas", dijo a la agencia AFP en febrero pasado Chesnut, autor del libro "Santa Muerte: La segadora segura".
Los historiadores han calculado que su veneración se remonta a finales del siglo XVIII, cuando los indígenas adaptaron imágenes españolas de La Parca en la Santa Muerte, provocando que la Iglesia católica destruyera sus incipientes capillas. Después de eso, su veneración se mantuvo en la clandestinidad hasta que antropólogos encontraron a algunos de sus devotos en la década de 1940. El número de devotos se disparó a principios de 2001 cuando otra mujer, llamada Enriqueta "Doña Queta" Romero expuso una figura de la Santa Muerte en el peligroso barrio de Tepito en Ciudad de México.
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