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CAUSA ABIERTA

"Fidel es un animal político. Es la figura más influyente del siglo XX en Latinoamérica"

"Fidel es un animal político. Es la figura más influyente del siglo XX en Latinoamérica"

Quizás lo recuerdes más por su papel de Diego en la icónica película cubana "Fresa y Chocolate" (1993), pero la carrera artística de Jorge Perugorría es mucho más prolífica.

Hasta la fecha cuenta en su filmografía con50 largometrajes, entre los que también destacan "Derecho de asilo", de Octavio Cortázar y "Che", de Steven Soderbergh, entre muchos otros.

Más recientemente ha dado vida al comisario de policía protagonista de las novelas del también cubano Leonardo Padura, Mario Conde.

Además, el intérprete de 51 años fue nombrado el pasado junio miembro de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos.

Actor, pintor, escultor y director de documentales, Jorge Perugorría es uno de los invitados a la próxima edición del Hay Festival Querétaro, que se celebrará en esa localidad mexicana entre el 1 y el 4 de septiembre, y que una vez más tendrá su versión digital en BBC Mundo.

Y como antesala a este importante evento, te dimos la oportunidad de enviarle tus preguntas a este reconocido actor.

Aquí están sus respuestas.

BBC Mundo: Su papel como Diego en la mítica película cubana "Fresa y Chocolate" es recordado por muchos de nuestros lectores. Bernardo Bello, de México, quisiera saber qué significó en su carrera.

Jorge Perugorría: Fue mi primera película, la que me abrió las puertas a otras cinematografías en España y Latinoamérica, sin perder el vínculo con el cine cubano. Antes de 'Fresa' era un actor cubano que trabajaba y vivía en la isla, pero por toda la repercusión internacional que obtuvo, se me abrió el camino.

El filme estaba ambientado en la década de los 70 en Cuba y usted interpretaba el papel de un artista homosexual. Andros Pérez, de La Habana, quisiera saber cómo fue su preparación en el contexto de una sociedad conservadora.

El simple hecho de decidir ser actor tenía casi el mismo peso que interpretar a un homosexual. Porque como actor debía estar libre de prejuicios. No me podía importar lo que los demás pensaran de mí.

Luego de un papel exitoso por el que se recibe reconocimiento, muchos artistas podrían llegar a sentirse encasillados. El venezolano Jesús Montilva le pregunta si ese ha sido su caso.

No, para nada. Después de "Fresa y Chocolate" he tenido la oportunidad de trabajar en proyectos muy interesantes. He hecho unas 50 películas y quizá ninguna ha tenido la trascendencia de 'Fresa'. Pero sí he tenido la misma satisfacción que me dio 'Fresa'. He trabajado en proyectos de los cuales estoy orgulloso aunque no se comenten tanto.

Otra de sus actuaciones más aplaudidas fue la de Luis, en "La pared de las palabras" (2014), en la que interpreta a un hombre con distonía muscular que está bajo los cuidados de su madre. Juan Luis Serrano, desde Miami (EE.UU.), quisiera saber si le afectó emocionalmente.

El personaje surge de un cuento y para prepararme conocí a la persona real que lo inspiró. Fue una experiencia muy especial para todo el elenco porque filmamos en una institución mental, rodeados de los pacientes y el personal. Fue muy conmovedor y nos marcó a todos.

Además de su carrera como actor de cine, también ha participado en diversas obras de teatro. Lizzie Torres, de San Juan (Puerto Rico), quisiera saber cuál de las dos expresiones artísticas prefiere.

Los primeros 10 años de mi carrera los pasé haciendo básicamente teatro y después apareció el cine y me enamoré. Creo que al final prefiero el cine.

¿Qué libro de actuación le recomienda para formarse?, pregunta el aspirante a actor Fabricio desde Guayaquil, Ecuador.

Le digo que en vez de agarrar un libro que se monte en un escenario y haga teatro, porque ahí es donde se forman los actores.

A pesar de haber participado en varias producciones en el extranjero, no se aparta del cine cubano. De hecho, es el director del Festival de Cine Pobre de Gibara (Holguín). Iván le pregunta desde Bulgaria qué necesitan las películas cubanas para subir a la cumbre de premios como los Oscar, Goya y César.

Se necesita que nos queden bien. Que sean buenas películas. El cine aquí (en Cuba) se hace con mucha pasión y también con mucho sacrificio. Lo que sabemos, y con 'Fresa' lo viví, es que cuando quedan bien, pueden estar en todos esos eventos y festivales.

El principal paso es tener un buen guion, una buena historia.

Otros lectores quisieran saber qué opina de los cambios que ha vivido la isla a raíz de la reapertura de las relaciones diplomáticas con EE.UU.. ¿Cómo puede aportar esta transformación al arte cubano?

Sigo viviendo en Cuba y quiero ser optimista. Espero que todo lo que está pasando sea para bien para Cuba y para mí como actor y cineasta.

En un momento aquí se producían entre 10 y 12 películas al año, pero eso fue antes de que se cayera el muro de Berlín. Teníamos más presupuesto proveniente de la Unión Soviética.

Ahora se hacen 6 o 7 y hay una producción independiente importante. Creo que, aunque no se mantiene la cantidad, sí la calidad.

El pasado 13 de agosto fue su cumpleaños, que coincide con el de Fidel Castro. Nuestro lector Alejandro, de Quito, quisiera saber cómo cree usted que pasará el líder de la Revolución cubana a la historia.

Fidel es un animal político. Es la figura más influyente del siglo XX en Latinoamérica. Nadie ha influido tanto en todos los cambios que han ocurrido en este continente como Fidel.

Ha trabajado con directores reconocidos como el estadounidense Steven Soderbergh (Che, 2008) y el catalán Bigas Luna (Bámbola, 1996). Mauricio Meer, desde Israel, le pregunta por los realizadores con los que le gustaría colaborar.

Pedro Almodóvar y Alejandro González Iñárritu. El primero es una figura emblemática del cine español y el segundo, mexicano, es un monstruo del cine. Los dos son grandes autores.

Por último, Yaotl Altan le pregunta desde México sobre las tres mejores películas que ha visto en toda su vida.

¡Qué difícil! Pero pensándolo rápidamente le diría que me quedo con el neorrealismo italiano, con las adaptaciones clásicas del cine soviético que nos ponían a ver en Cuba, y con el cine de Charles Chaplin.

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