Araucarias chilenas, los bosques más antiguos del planeta en peligro
La araucaria, el árbol emblema de Chile y parte de los bosques más antiguos del planeta, se encuentra amenazada por la tala ilegal, los incendios forestales y la sobreexplotación de sus semillas, lo que llevó a un grupo de expertos a pedir que se la declare en peligro de extinción.
Con un origen que se remonta a los 260 millones de años en el período Triásico, la Araucaria araucana puede llegar a medir cerca de 50 metros y vivir más de 1.000 años. Sólo se lo encuentra en un reducido territorio a ambos lados de la cordillera de Los Andes, en el sur de Chile y Argentina.
Pero a diferencia de lo que ocurre en Argentina, donde está declarada en peligro de extinción, en Chile está en categoría vulnerable pese a que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la incluyó en 2013 "en peligro de extinción".
"Es como si tuviéramos dinosaurios y no sabemos qué hacer con ellos", dice a la AFP Rubén Carrillo, académico de la Universidad de la Frontera de Chile, quien lidera una cruzada para darle una mayor proyección a una especie que a su juicio se encuentra "en un peligroso estado de fragilidad".
"Creemos que la única manera de disminuir el avance hacia su franca desaparición es declarando a la Araucaria araucana como una especie en peligro de extinción", agrega.
La petición fue entregada al ministerio del Medioambiente, que ya cerró su proceso de recalificación de especies para este año, pero que considera "se puede avanzar durante estos meses en la revisión de antecedentes y formulación de la propuesta para poder incluirla en el siguiente proceso que tendrá lugar en 2017", según confirmaron fuentes de la AFP.
- Aceleración del proceso -
Una demanda cada vez mayor por el piñón, la semilla de la araucaria y base de la alimentación de los indígenas mapuche, que hoy por sus grandes cualidades nutritivas se comercializa en el país, dificulta el lento proceso reproductivo de la especie.
Por tal motivo, junto a la declaración de la especie como "en peligro de extinción" los expertos buscan que se declare una veda para la extracción de sus semillas que excluya a las comunidades indígenas, que por siglos se han alimentado de ella y la tienen como base de su alimentación junto a las papas.
"Curiosamente el alerce, otra especie de gimnosperma primitiva al igual que la araucaria está calificada como especie en peligro y para ella no existe presión antrópica (del hombre) sobre su semilla", explica Carrillo.
Pero la propuesta generó el rechazo del Colegio de Ingenieros Forestales de la región de La Araucanía, donde se extienden las mayores superficies de la especie, que a través de una declaración pública pidió "más estudios" para definir adecuadas políticas sectoriales sobre el tema.
Además de la presión sobre su semilla, la araucaria -considerada un fósil viviente- enfrenta el peligro de la tala ilegal y, en los últimos años, una drástica disminución de sus poblaciones tras recientes incendios forestales, cuyo número se ha visto incrementado por la sequía que afecta al sur de Chile.
En 2015, un gigantesco incendio en la Reserva Nacional China Muerta consumió 6.000 hectáreas de bosque nativo, destruyendo unas 500.000 araucarias, en un desastre ecológico que movilizó a miles de voluntarios tras su extinción.
"Se estima una reducción de al menos el 30% de su área de ocupación en los últimos 360 años. Sin embargo en este último tiempo se ha visto una clara aceleración de este proceso", dice Rubén Carrillo.
Para la Corporación Nacional Forestal (Conaf) "cualquier modificación de categoría de conservación debe basarse en antecedentes científicos que avalen el cambio", mientras que desde el ministerio del Medioambiente se explica que en caso de prosperar la declaración de "peligro de extinción" se considera un plan de recuperación y manejo más estricto para la conservación de la especie.
Actualmente, la Araucaria araucana se encuentra declarada como Monumento Natural de Chile. Se estima que la superficie de bosques con presencia de Araucarias alcanza las 254.000 hectáreas en el país.
AFP
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