Se hundió otro mito: Los humanos no llevamos la violencia en los genes
Los científicos especializados en evolución humana llevan décadas debatiendo si nuestra especie está, por así decirlo, predispuesta a la violencia. ¿Tenemos los humanos una tendencia a resolver nuestras diferencias por la fuerza, incluso si eso conlleva agredir o incluso matar a grupos rivales de nuestros congéneres?
En 2012, el hallazgo en el yacimiento de Nataruk de los cadáveres de al menos 27 individuos, masacrados hace unos 10.000 años –en algunos cráneos se pueden observar incluso los impactos de puntas de flecha– cerca del lago Turkana, en Kenia, parecía apuntar en esa dirección.
No obstante, un equipo de investigadores de distintas instituciones japonesas y de la Universidad de Bristol, en el Reino Unido, sugiere en un nuevo estudio publicado en la revista Biology Letters que este comportamiento pudo ser excepcional.
De hecho, los científicos, coordinados por Hisashi Nakao, un experto en Filosofía de la ciencia de la Universidad Yamaguchi, aclaran que el número de muertes por enfrentamientos violentos entre los cazadores y recolectores prehistóricos es muy bajo.
Esta es la conclusión a la que han llegado tras analizar una ingente cantidad de datos sobre el estado de los restos de unos 2.500 individuos que vivieron durante el periodo Jomon, que se desarrolló en Japón entre hace unos 15.000 y 2.800 años aproximadamente.
Su idea era comprobar si los fragmentos óseos conservaban señales de roturas o perforaciones que podrían atribuirse a algún tipo de comportamiento violento.
Según averiguaron, este tipo de heridas solo aparecía en el 0,89% de la población; en el 1,8%, si solo se tenían en cuenta los adultos. En su opinión, es una prueba de que, en general, llevaban vidas bastante pacíficas.
El resultado es mucho más bajo que el que arrojan otros estudios llevados a cabo en distintas poblaciones que vivieron en la misma época, y que muestran porcentajes de entre un 12% y 14%.
Según Nakao y sus colaboradores, esto sugiere que los comportamientos violentos no estaban presentes en todos los pueblos prehistóricos y que, a diferencia de lo que consideran otros expertos, la guerra no tuvo por qué ser el elemento que llevó a los seres humanos a unirse en comunidades.
Imagen: Hans Splinter / CC
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