Camila se desahoga y dice su verdad sobre la salida de Rombai
Hace dos meses que Cami Rajchman ya no es “la rubia de Rombai”. Dio un paso al costado del fenómeno juvenil más importante que haya tenido Uruguay y se despidió la semana pasada en un imponente show en el Luna Park junto a sus excompañeros.
Ya separada del grupo que creó junto a su amigo Fer Vázquez, Cami habla por primera vez sin red y pone fin a los misterios en torno a la desvinculación. Revela en detalle las situaciones que la llevaron a tomar la drástica decisión y habla sobre el futuro que espera la encuentre en los medios de comunicación.
—¿Cómo fue llegar al Luna Park para despedirte definitivamente de Rombai?
—Es un lugar tan grande que intimida. Fue la primera vez que llegué a un show de Rombai por mi cuenta, sin los demás. Fui en un remise con mi novio y vi a la gente ahí. Estuve con los fans, me saqué fotos y después entré al estadio y me puse a llorar de emoción y nervios. Me abracé con cada uno de los chicos, después en el camarín se pasaron arreglándome porque me ponía a llorar y me tenían que volver a arreglar y lloraba de nuevo.
—¿Cómo fue volver a cantar después de estar un mes y medio apartada de la banda?
—Me sentí bastante confiada. Fui desde una perspectiva de disfrute, por primera vez era como una invitada y no sentía el peso de la banda. Cuando estaba en el escenario no me quería ir, quería pegar mis pies al piso. Me fui cantando Noche loca, que termina diciendo "Rombai, ¡de fiesta!". El último lo grité con toda la fuerza de mi alma. La reacción del público fue muy positiva porque la gente decía "Cami, no te vayas".
—¿Qué sentiste cuando te bajaste del escenario y ya eras oficialmente una "ex Rombai"?
—Estaba enojada, muy triste. Se terminó Rombai definitivamente, algo que era mi creación. Nadie me lo puede quitar pero yo siento como que ya no tengo derecho a decir "esto también es mío". No en el sentido de reclamar, sino en sentirme parte de eso.
Cábala. Rombai tuvo su primer show el 15 de febrero de 2015 en un boliche de Canelón Chico. Para su despedida en el Luna Park, Cami vistió el mismo mono que en aquel show: "Quise terminar como empecé". Foto: Difusión
—En Desayunos Informales revelaste que en el Luna Park surgió un imprevisto contractual que estuvo a punto de dejarte sin cantar. ¿Qué pasó?
—Con Fernando (Vázquez, líder de la banda) tenemos un convenio que escribimos después de mi salida para dejar las cosas claras. Es un convenio entre amigos, que dejamos en manos de otra persona para no tener esos problemas entre nosotros. Nunca se llegó a firmar y a ellos les pareció que no podía hacer el Luna Park sin firmarlo. Yo creía que lo tenía que hacer igual.
—¿Quiénes son "ellos"?
—Vamos a decir "Rombai" porque no quiero dar nombres.
—¿Cómo se resolvió?, ¿firmaste?
—No se firmó. Me parecía que no correspondía llegar a esa instancia. Yo fui al Luna Park con otra onda, otras vibras. No quería enojarme ni ponerme mal por temas legales.
—¿Esto no se habló antes del show?
—Sí, un montón de veces. Yo estaba bastante insistente con eso para que no quedaran dudas. El tema de la película y del Luna Park ya lo habíamos puesto en ese convenio para no tener que seguir hablando de plata ni de temas legales: "Con esta cifra se cierra todo". No entendí por qué el repentino cambio de opinión. Lloré de bronca y casi incendio el Luna Park.
—¿No estás en deuda con el público uruguayo para el que no hubo una despedida de Cami de Rombai?
—Sí, el púbico uruguayo se recontra merece una despedida pero no dependía de mí. Rombai con Cami se terminó y eso no se evaluó en ningún momento.
—Yendo a la desvinculación, ¿en qué momento se empezó a manejar la posibilidad de que te fueras de la banda?
—Un mes antes. Al ser el 50% de la cara visible de Rombai, yo sentía que era muy culpable de los errores en el escenario. Sentía que estaba en un lugar de responsabilidad de fallas de Rombai, y no podía ver que no era solamente yo la que estaba mal. Creía que los errores eran míos, pero había cosas técnicas también. No es que ahora me saque culpas, pero faltaban bailarines, ensayo de luces, más de team. El equipo tiene que estar estable y a nosotros nos costó formarlo. Sin embargo, sentía que todas las miradas estaban puestas en mí. Los músicos son tremendos músicos y Fernando tremendo compositor, y era feo sentir que la gente que yo quiero y que trabaja conmigo me echara la culpa de lo que pasaba. Nadie me dijo "es tu culpa", pero yo lo sentía.
—¿La banda te lo hacía sentir?
—Es que las críticas eran para mí porque yo era la cara de la banda. Yo quise frenar los shows y tomarnos dos meses en Uruguay para ir a clases de canto y baile todos los días, y hacer ensayos tres o cuatro veces por semana. Igual podíamos seguir sacando temas, pero me parecía que había que cambiar, dar un show distinto. También entiendo que nos estaba yendo tan bien que era difícil parar. Rombai logró lo que nadie: llegar al Luna Park en menos de dos años. Entonces, yo veo eso de "bueno, si funciona así, que funcione así", pero la gente esperaba más de nosotros y no lo podíamos dar.
—Asumís fallas propias pero también mencionás problemas técnicos, ¿a cuáles te referís?
—Fue en el Festival de Villa María y en un show en Bolivia en el que pasó lo mismo. Yo no me escuchaba con el retorno y terminé llorando de bronca. Si uno no se escucha no puede cantar ni tocar bien.
—¿Cuál fue el primer paso para que se diera tu desvinculación?
—Lo di yo. Me junté a hablar con Fernando y los dos sabíamos lo que iba a pasar. Fui y dije: "Siento que tengo la culpa de esto. Son todos talentosos y no quiero que por mi culpa crean que van a fracasar". Realmente lo hice porque lo quiero y entendí que él sentía que iba a fracasar en su proyecto porque yo estaba ahí. No quería eso, así que me fui.
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