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CAUSA ABIERTA

Un lugar para rezar, comer y conectarse a internet en Madrid

Un lugar para rezar, comer y conectarse a internet en Madrid

Si hay un sitio que se ha convertido en un punto de atracción en Madrid, ese es la Iglesia de San Antón. Es un templo ubicado en pleno centro de la capital española, en la calle Fuencarral, un barrio de hipsters que colinda con el distrito gay, en la que turistas se mezclan con vagabundos, necesitados, junto a señoras que acuden a rezar, unidos al crisol de personas que simplemente llegan por curiosidad.

Una iglesia católica que rompe con todo lo tradicionalmente conocido, pues, más allá de servicios religiosos, el sitio abre sus puertas las 24 horas del día, ofreciendo cargar celulares, wifi gratuito, pantallas de TV que conectan con el Vaticano, dan café, bocadillos y comidas. Y, por si fuera poco, los animales de compañías son bienvenidos, recibiéndolos con comida y agua.

El sacerdote Ángel García Rodríguez, de 77 años, ha transformado a la iglesia de San Antón en uno de los sitios de moda en la capital española, con una oferta que mezcla el recogimiento de la oración con el acceso inalámbrico gratuito a la internet, además de que sus puertas están abiertas las 24 horas del día.
 
Un sueño que su quijotesco párroco imaginó desde hace mucho tiempo pero que desde hace un año y un mes ha hecho realidad. El carismático y siempre sonriente padre Ángel García Rodríguez, de 77 años, conocido simplemente como padre Ángel, explica que a esta iglesia “pueden entrar no solo a rezar, sino que a tomar un café, a sentarse en el banco o a echarse una cabezada”, si están muy cansados.

Una labor que ha sido bendecida y alabada por el papa Francisco, quien ha aupado al padre Ángel por su benefactora obra. Algo que el párroco agradece e invita a seguir los pasos sugeridos desde el Vaticano para que “esta iglesia sea el hospital de campaña, donde se curan muchas heridas, aquí vienen muchas personas con heridas, no solo del cuerpo, sino que del alma”.

Asimismo, el cura enfatiza en que quisiera que esta iglesia fuera una casa. No solo en lo espiritual, sino que también en lo práctico, ya que hay muchas personas necesitadas que se han quedado sin trabajo por la crisis y que deben buscar un empleo. Con este motivo ofrece Internet gratuito, incluso, el padre agrega que “la única compañía que algunos tienen, es su móvil”. Por ello, más que una iglesia es una casa, “una familia, en donde lavamos los pies a los que le huelen los pies. No solamente a los que vienen con los pies muy lavados y la colonia ya puesta”, dice el padre.

Además de la Iglesia de San Antón, el padre Ángel dirige la ONG Mensajeros de la Paz, institución que fundó el año 1962 y que fue galardonada con el premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1994. Un reconocimiento que reforzó el trabajo de la organización, tanto que en la actualidad la labor caritativa se extiende a 50 países entre África y América Latina. Y desde el pasado septiembre se han instalado en Grecia para dar ayuda a los refugiados que llegan a la isla de Lesbos.

Con ese motivo el padre Ángel viajó hace un par de semanas a Lesbos, para acompañar al papa Francisco (quien regresó a Roma con 12 refugiados) y de quien dijo ha dado durante su visita “un testimonio precioso de esperanza” a los refugiados, pero también una solicitud a los gobernantes, autoridades y a la sociedad en general “de que no pueden quedar impasibles ante este drama” en Europa.

En España pocos refugiados han llegado hasta la iglesia de San Antón, pese a que el pesebre de Navidad tuvo a Aylan, el niño sirio que trágicamente murió en el mar Egeo, en el puesto del niño Jesús. Y es que hasta la fecha solo 17 personas, de las 160,000 que se han comprometido a repartir 28 países europeos, han llegado hasta España.

Con el rostro serio, concentrado en su teléfono, sentado en un banco de la iglesia está Rodolfo Díaz García, cubano residente desde hace un año en Núremberg, Alemania. “Estoy aquí porque me asaltaron, no tengo los documentos” para regresar. Dice que era la primera vez que venía a Madrid y que, lamentablemente, se encontró en esta tesitura así que un amigo lo llevó hasta la iglesia. “Vine aquí porque viene la gente que no tiene donde estar, como yo. Realmente nunca he pensado en creencias, yo no tengo ninguna, estoy aquí por necesidad. Aquí atienden a todo el mundo, a los que creen y no creen”.

Como muchos de los que llegan a la iglesia, quedó sorprendido con la particularidad del templo. “Aquí hay wifi, te dan café con leche y hay comida”, explica sorprendido, a la vez que cansado, esperando regresar pronto a Alemania, donde reside con asilo político.

Mientras Rodolfo continúa navegando con su teléfono inteligente, en la otra esquina de la iglesia está Mary Kay –una voluntaria de Michigan que llegó hace solo tres meses a Madrid–, sirviendo café, jugos y bocadillos. Se apuntó al programa de voluntarios de Mensajeros de la Paz, para ser “parte de la comunidad mientras estoy aquí”, dice esta joven católica. Pero para su sorpresa, no llegó a una iglesia cualquiera.

“Nunca he visto una iglesia como esta antes. En Michigan cada domingo voy a misa”, aunque “usualmente mi iglesia está cerrada y no hay wifi ni gente que entra a tomar café. Es muy único ver esto, es una especie de comunidad, ofrece más que solo servicios de misa”, exclama Mary Kay.

En compañía de su perra Braqui aparece Miguel Ángel Solbes, quien realizó su primera comunión en San Antón, asegurando no ser muy devoto, pero desde que aceptan animales de compañía, “aquí me ven seguido”.

Abierto las 24 horas del día, el templo habilita las bancas que durante el día sirven de asiento, para que por la noche sirvan de cama a unas 30 personas diariamente.

Y, además de muchas alabanzas, el padre Ángel también ha recibido duras criticas por parte del ala más conservadora de la iglesia en España. Sin embargo, él sigue con su labor “feliz y gozoso en esta iglesia, pero a la vez muy herido por ver a la gente con tanto sufrimiento. Muchas veces uno sale de aquí con el corazón roto”, asegura.

¿Y cómo se mantiene la obra?, el párroco asegura de que reciben más de los dan. “La gente es generosa”. Y da como ejemplo la misma pregunta que el papa Juan Pablo II le hizo a la recientemente fallecida Madre Angélica, cuando ella se propuso abrir una emisión de TV en Estados Unidos, teniendo como resultado la mayor red de televisión católica en Estados Unidos. Es decir: “Dios proveerá”, sentencia con una amplia sonrisa.
elnuevoherald

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