Uruguay domina al dengue
En las últimas semanas las autoridades sanitarias registraron un notorio descenso de casos sospechosos de dengue. A finales de febrero se había llegado a 60 notificaciones diarias, pero en la última semana monitoreada fue solo una.
De esa manera, concluyen que los primeros brotes de dengue están llegando a su fin. La baja de las temperaturas alarga el ciclo de reproducción del mosquito Aedes aegypti por lo que la población del vector desciende de manera sustancial.
Desde el Ministerio de Salud Pública (MSP) definieron el período de invierno como una "ventana de oportunidad" para prevenir y hacer un seguimiento para la primavera, cuando aumenta la temperatura en el país, lo que puede provocar un resurgimiento de brotes.
Las primeras heladas y las bajas temperaturas –por debajo de los 17 grados- disminuyen la presencia del vector en el territorio.
"El tiempo que viene seguramente va a ir empezando a ser cada vez más frío y eso aleja la posibilidad de que el mosquito esté presente.
No bajaremos la guardia porque mientras no esté el frío intenso existe riesgo de que aparezcan casos y más en momentos de desastres", aseguró a El Observador la subdirectora general de salud, Raquel Rosa.
De todas formas, el invierno no elimina la población de larvas y hasta el momento no se encontró una forma para interrumpir el ciclo del mosquito. Por lo tanto, en el MSP trabajarán en la identificación de criaderos para eliminarlos o aplicar larvicidas que eliminen los vectores.
"Mientras que no esté el frío intenso existe riesgo de que aparezcan más casos y más en momentos de desastres", dijo Raquel Rosa.
En particular, se piensa en un trabajo especial en zonas afectadas por las inundaciones en las últimas semanas. A pesar de que muchas veces el agua estancada no es limpia y no es el lugar más adecuado para que se desarrolle el mosquito, Rosa adelantó que una vez que estén realojadas las familias en sus hogares –desplazadas por las crecida de ríos y arroyos- "se empezará a trabajar en la descacharrización, principalmente en las zonas más complejas, con una intensidad mayor porque preparamos una primavera con dengue ya instalado", dijo.
La circulación del dengue en Uruguay fue atípica, si se lo compara con lo que expertos esperaban a partir de la experiencia de otros países. Se dio una "presentación autocontrolada" ya que no se trató de una enfermedad explosiva, como se auguraba desde un inicio que la cantidad de casos pudieran saturar los servicios de salud.
En Uruguay la temperatura que hay en los ocho meses más cálidos del año facilita el desarrollo de mosquitos, ya que logra adaptarse a la realidad y reproducirse. Durante los cuatro meses restantes el Aedes aegypti queda "en espera" de las condiciones necesarias para culminar su desarrollo, denominado período de quiescencia por los entomólogos.
Las altas temperaturas hacen el ciclo de reproducción más corto, por lo que hay una mayor densidad de población y esto hace que aumenten las posibilidades de contagio de enfermedades infecciosas como el dengue. "El año pasado y hasta ahora llevamos uno de los años más calientes desde que tenemos registro", aseguró a El Observador el decano de Facultad de Ciencias, grado cinco en virología, Juan Cristina. Para el experto las altas temperaturas han influido en el ingreso de la enfermedad.
La gran circulación de personas por el mundo ha generado que enfermedades que antes eran exclusivas de las zonas tropicales o subtropicales se transformen en globales. Las personas se trasladan a zonas endémicas –por ejemplo de dengue- y vuelven a su país de origen siendo portadores de la enfermedad. De esa manera se transforman en casos importados, que infectan a los vectores en el nuevo territorio, y así se inician los ciclos autóctonos. "Es altamente probable que sigan ingresando pacientes que estén importando el virus y se generen brotes locales", aseguró el ministro Jorge Basso, lo que se transforma en un riesgo que hace que sea necesario continuar con el monitoreo epidemiológico.
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