Horror en Soca: Madre asfixió a su beba con dos bolsas de nylon; espera otro hijo
El rumor del pueblo la delató. En abril de este año, los 1.797 habitantes de Soca la vieron caminando embarazada por las calles de la localidad canaria. De un día para el otro, la joven, de 23 años, paseaba "sin panza" —como murmuraban los vecinos— por la plaza principal del pueblo. Al bebé no se le veía por ningún lado.
El rumor de que la joven había abortado, o algo peor, corrió de boca en boca por las diez cuadras de la calle principal y en pocas horas se expandió como un reguero de pólvora por las 32 manzanas de Soca.
Los policías de la Seccional 8ª se pusieron a trabajar en el caso en forma discreta. No querían ser parte del rumor que sacudía zaguanes, pasillos y patios sombreados de parras casi centenarias.
"Algo raro pasó", comentó uno de los agentes al subcomisario encargado de comisaría.
El subcomisario asintió. Él también había visto a la joven caminar por el pueblo sin ningún rastro del embarazo.
Tras recopilar una serie de indicios, el subcomisario solicitó al Juzgado Penal de Atlántida una orden de allanamiento para la vivienda ubicada en 12 de Octubre y General José Artigas, donde residía la joven.
Los policías inspeccionaron las habitaciones de la humilde casa sin resultado alguno. Luego se dirigieron a los fondos. Unos pocos metros más allá corría el arroyo Mosquitos, cuyo nombre trae reminiscencias de las novelas del escritor uruguayo Mario Delgado Aparain.
Escondido debajo de la maleza, el subcomisario y los policías observaron un bulto. Enseguida percibieron que se trataba del bebé buscado.
El cuerpito se encontraba dentro de dos bolsas de supermercados. Los indicios indicaban que había fallecido asfixiado. No tenía marcas de golpes. Era del sexo femenino, informaron fuentes judiciales.
Tanto en el Juzgado de Atlántida como en la Seccional 8ª, la joven demostró una gran frialdad. Lo único que dijo fue que, en el baño de su casa, colocó el cuerpo de su bebé dentro de bolsas. Luego lo tapó con telas.
Dijo que caminó unos metros en el fondo de su casa y tiró el cuerpo entre la maleza cercana al arroyo Mosquitos. En ningún momento quiso relatar los motivos que la llevaron a cometer tal atrocidad.
Hablando con personas del entorno de la sospechosa, los policías lograron acercarse al móvil del homicidio: una difícil relación de pareja. Luego del hallazgo del cuerpo, la Justicia Penal de Atlántida ordenó la libertad de la joven.
El jueves 17, la Justicia envió un oficio a la comisaría donde disponía, finalmente, la detención de M.E.E.F.
La acusada fue procesada con prisión como autora de un delito de homicidio especialmente agravado. La joven fue alojada en el Instituto de Rehabilitación Femenina (IRF), ubicado en el ex Hospital Musto. Está embarazada otra vez.
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