Impacto en Bariloche: La acusaron de matar a su ex, se suicidó y era inocente
Al hombre lo asesinaron en la casa que compartían. Ella quedó como sospechosa, se deprimió y se disparó. Casi un año después, la Justicia probó que no tenía nada que ver.
“Es el final de la historia”, resumió un investigador, confiado en la resolución del caso, cuando la hallaron muerta de un disparo en la cabeza. Emelinda Quijón (62) se había suicidado, apenas dos semanas después del crimen de su ex marido, Cipriano Alsina (73). Cuando asesinaron al jubilado, en su casa de Bariloche, la Justicia y una parte de su entorno cercano apuntó sus sospechas contra la mujer, quien no lo soportó y tomó la drástica decisión de terminar con su vida. Pero ahora, a casi un año del hecho, el juez rionegrino Ricardo Calcagno estableció que era inocente, porque a la hora del homicidio estaba jugando en el casino.
Quijón y Alsina estaban separados desde hacía 12 años, pero vivían bajo el mismo techo ya que el hombre había vuelto a esa propiedad un tiempo antes de morir violentamente.
El 13 de diciembre de 2014, a las dos de la madrugada, la mujer regresó a su departamento –en el número 59 del edificio 5 del humilde barrio Ada María Elflein, de Bariloche–. Volvía de jugar a las máquinas tragamonedas en el casino local.
Al dirigirse al dormitorio encontró a su ex esposo tirado en el suelo, sobre un charco de sangre. Entonces Quijón corrió hacia afuera del monoblock para pedir ayuda a los vecinos. Los peritos determinaron que Alsina mostraba signos de haber sido golpeado en reiteradas ocasiones en la cabeza con un objeto contundente y la investigación finalmente determinó que se trató de un cenicero diseñado en piedra.
Al jubilado le faltaban 2.000 pesos, que había cobrado recientemente, su billetera y una libreta. La puerta del domicilio no había sido forzado ni había desorden.
En su declaración ante la Justicia, la mujer explicó que había pasado gran parte de la noche y la madrugada en el casino, ubicado en el centro de la ciudad. Además, relató que le había dejado a su ex comida preparada en el horno.
La versión de Quijón, sin embargo, no convenció del todo a los investigadores, quienes encontraron contradicciones en su relato. A esto se sumó la información de que ambos mantenían una disputa porque el hombre quería vender el departamento para obtener su parte.
A los 14 días, la tragedia familiar se agravó, con el suicidio de la mujer, víctima de un cuadro depresivo. Sucedió el sábado 27 de diciembre, alrededor de las 14, en el mismo departamento en el que habían matado a su ex marido. La mujer se disparó en la zona de la mandíbula con un arma.
Quijón dejó una carta a sus hijos donde juraba su inocencia. También explicaba que se sentía oprimida por la mirada acusatoria de su entorno. Según trascendió, en esta última misiva se mostraba confiada de que cuando encontraran a los verdaderos culpables quedaría claro que ella no tuvo nada que ver con homicidio de su ex.
Luego de esta segunda muerte, el fiscal Eduardo Fernández, a cargo de la investigación, inició una acción penal en contra de Quijón. Pidió que fuera imputada post mortem. Pero el juez de Instrucción N° 4, Ricardo Calcagno, entendió que no había elementos para sustentar la acusación y la desestimó. La causa, no obstante, siguió su curso.
Técnicamente, Quijón nunca fue imputada estando en vida. Pero estuvo bajo la lupa del fiscal hasta que el sistema de cámaras de seguridad del casino de Bariloche confirmaron que en el lapso en que el hombre era asesinado en su departamento, ella estaba en el local de juegos.
“La Fiscalía había pedido su detención y el llamado a la indagatoria porque teníamos indicios de una clara responsabilidad de la señora en la muerte”, argumentó Fernández.
El magistrado, entonces, dictó el sobreseimiento de la mujer. “El proceso penal no afecta el buen nombre y honor del que hubiere gozado”, concluyó el juez.
La Justicia, sin embargo, llegó tarde para Emelinda. Y, además, el homicidio de su ex marido sigue siendo un misterio impune.
Clarín
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