Estado islámico ensañado con Francia por rencores que llevan más de un siglo
¿Fue un error de la inteligencia francesa? ¿Alguien puede predecir siete ataques simultáneos en una ciudad como París? Hasta ahora eso forma parte de la evaluación del gobierno de François Hollande, quien desde hace al menos dos años ataca posiciones estratégicas del califato que el Estado islámico instaló en la frontera de Siria e Irak.
Ahora, con el diario del lunes, es fácil saber qué pudo haber pasado. El recuento de muertos y heridos da cuenta del impacto del atentado terrorista.
Ahora todo pasa por buscar a los responsables que aún están vivos. En ese sentido, las autoridades buscan en España a Salah Abdeslam, un belga de 26 años, supuestamente implicado en los trabajos logísticos para preparar la cadena de atentados del viernes en París. El prófugo es hermano de Ibrahim, uno de los suicidas de los ataques parisinos.
Salah Adeslam nació el 15 de septiembre de 1989 en Bruselas. Hasta ahora carecía de antecedentes penales. Supuestamente alquiló el vehículo Seat León negro matrícula 1GUT8053 utilizado en los atentados.
El vehículo fue hallado en las proximidades de París con armas en su interior.
Nadie tiene la certeza que Adeslam esté en Madrid, como se supone.
Él y muchos otros musulmanes europeos de segunda generación están ahora bajo la mira de las autoridades policiales.
Francia estaba en emergencia desde hace muchos meses. Y las cosas empeoraron en el mes de enero de 2015, luego del brutal atentado a la revista satírica Charlie Hebdó por parte de yihadistas.
Las órdenes del Estado Islámico eran destruir "especialmente a los sucios y despreciables franceses", de acuerdo a Abu Mohamed Al-Adnani, portavoz de la organización fundada entre otros por Bin Laden en 2003 y separada en 2008 de Al Qaeda.
La "sugerencia" de Al-Adnani, efectuada en setiembre de 2014, hablaba del odio que sienten por los infieles europeos: “Golpea su cabeza con una roca, o mátalo con un cuchillo, o atropéllalo con tu coche, o empújalo desde un lugar elevado, o asfíxialo, o envenénalo”.
Cuatro meses después, la redacción de Charlie Hebdo y un supermercado judío de París eran víctimas de ataques, a los que luego sucedieron la decapitación de un empresario en Lyon y el ataque frustrado en un tren de alta velocidad que viajaba de Ámsterdam a París, y ahora el atentado en cadena que ha sacudido de nuevo la capital francesa.
A juicio de la fiscalía de París, la implicación de Francia en la lucha contra la Yihad explica los atentados de este viernes.
El geógrafo Fabrice Balanche, especialista en Siria y director del Grupo de Estudios del Mediterráneo y Oriente Medio en la Universidad de Lyon, dijo a El País de Madrid que ese argumento es “parcialmente contradictorio”.
Según Balanche, Francia ha sido, hasta la fecha, el país occidental menos hostil a los sunitas y el más duro con Bachar el Asad.
“París ha apoyado a la oposición política en Siria, ha armado a algunos grupos rebeldes y se ha mostrado inflexible en la lucha contra El Asad, mientras otras capitales europeas moderaban sus posturas”, sostiene Balanche.
“Además, el 95% de los ataques aéreos contra el ISIS en Siria e Irak son iniciativa de estadounidenses”, agregó.
Francia, que no empezó a bombardear los feudos del ISIS hasta septiembre de 2015, sería responsable de solo un 4% del total de esas ofensivas.
Fuera de la lógica militar, otros expertos señalan que el ataque a Francia es simbólico por lo que esa nación significa en término de los valores occidentales.
"Se trata de una embestida contra los valores de la Ilustración del siglo XVIII, contrarios a su visión totalitaria del mundo”, afirma el exministro socialista Jack Lang. Francia fue el lugar de la Revolución de 1789 y del Siglo de las Luces”.
Según Jean Charles Brisard, experto en terrorismo yihadista, la ley contra el velo islámico en escuelas y sedes de la Administración francesa, aprobada en 2004, marcó un punto de inflexión.
“El apego de los franceses a los valores republicanos, especialmente el laicismo, es algo que contraría al islam radical, incluido a sus partidarios residentes en Francia. Es un argumento recurrente, que permite movilizar mejor en su entorno”, afirma Brisard.
También es cierto que Francia es el país que ha contribuido con la generación de yihadistas. Sólo en Siria e Irak serían más de 600, aunque se cree que ya son más de 2.000 en forma extraoficial.
Sobre este punto, el consultor señala: “Con sus ataques, el ISIS intenta provocar que se estigmatice a la población musulmana que vive en Francia, como pasó tras el atentado a Charlie Hebdo. Pretenden que esa población se diga que no vale la pena integrarse en este país, donde existen muchos problemas de integración, y se termine radicalizando”.
El politólogo Gilles Kepel, especialista francés en el mundo árabe, asegura que Estado islámico (ISIS) "quiere provocar una guerra civil”.
ISIS pretendería provocar “el linchamiento de musulmanes, los ataques a mezquitas y las agresiones a mujeres con velo, para provocar así una guerra entre enclaves que siembren el fuego y la sangre en Europa, percibida como el punto flaco de Occidente”, dice Kepel
Para el politólogo, el pasado colonial del país tampoco es ajeno a la violencia islamista de la que ha sido víctima en los últimos años. “Recordemos que Mohamed Merah mató a los alumnos de la escuela […] de Toulouse el 19 de marzo de 2012, en el 50º aniversario del alto al fuego de la guerra de Argelia”, reflexionó.
Hay que ahondar en la historia para saber que la raíz del odio es profunda. Francia firmó, junto al Reino Unido, el llamado acuerdo Sykes-Picot, que en 1916 que permitió desmantelar el Imperio Otomano dibujando distintos países de fronteras artificiales.
Por ejemplo, Siria e Irak serían un "invento" propio de la estrategia trazada entonces.
Así, París sería responsable de haber puesto fin al sueño del califato perdido, la oumma (o comunidad de creyentes) que quedó abolida cuando el imperio cayó definitivamente en 1924.
El ISIS juega con ese fantasma entre sus partidarios, defendiendo la emergencia de un nuevo imperio islámico que deje atrás las fronteras actuales, consideradas coloniales por el grupo terrorista.
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