Radicales de Uruguay que protagonizan disturbios están todos identificados
Los radicales que protagonizaron una batalla campal en las puertas del Codicen el pasado martes, son "figurita repetida" para Inteligencia policial y militar.
Saben que han protagonizado los últimos incidentes populares y por eso siguen sus pasos de cerca. Los violentos no son más de medio centenar, según la Policía.
En Uruguay, los radicales son entre 100 y 150 militantes, pero no todos son violentos, algunos tienen simplemente una idea romántica de una sociedad sin gobierno. Los que están dispuestos, incluso, a poner su vida en riesgo no superan los 50, según dijeron a El País fuentes de Inteligencia policial, donde hay un listado con sus nombres, que se va actualizando permanentemente.
Son integrantes de Plenaria Memoria y Justicia, la organización liderada por Irma Leites; grupos anarquistas, el Sindicato Único del Taxi (Suatt) y un ala radical de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU). Entre todos hay un "fuerte vínculo" e incluso hay personas que integran más de un grupo: muchos taxistas, por ejemplo, son también miembros de Plenaria, Memoria y Justicia.
"Tienen puntos en común. A Leites se la ha visto salir de la sede anarquista en más de una ocasión. También se han juntado con la ultraderecha. Los extremos se unen y algunos puntos tienen en común", comentó la fuente.
Las reuniones, sin embargo, no se hacen en las sedes. Suelen ser en las afueras de Montevideo, en Las Piedras, La Paz y en Flores, uno de los departamentos más tranquilos del país.
"Llegaron a usar campamentos de entrenamiento atrás del Cerro, donde vive (Jorge) Zabalza, que tiene la misma estructura mental que Leites", comentó otra fuente.
Los métodos de financiación para organizaciones como Plenaria, Memoria y Justicia están definidos, y van desde venta de panfletos y artículos de revistas a la propia colaboración que realizan sus miembros.
Los dos líderes radicales, Leites y Zabalza, que hoy está más retirado porque padece cáncer de esófago con metástasis en los ganglios, tienen además un buen pasar económico.
Ella era funcionaria pública, recibe una pensión por una hija que padece una discapacidad, su marido es o fue funcionario municipal y tiene ingresos por actividades sindicales. Zabalza, en cambio, proviene de una familia adinerada.
Modus operandi.
Los radicales aprovechan, según Inteligencia, cualquier ocupación o conflicto para infiltrar miembros que son los encargados de "preparar el terreno" y "desplegar sus técnicas". "Aprovechan cualquier situación. Ahora fueron los estudiantes, mañana será otro gremio o grupo que tenga alguna reivindicación", explicó la fuente.
Su "público objetivo", según la Policía, son los jóvenes o gremios sin experiencia porque son más fáciles de infiltrar. En el caso del gremio del taxi, en cambio, la cercanía se dio por una cuestión ideológica.
En las manifestaciones, si bien varían, "porque son vivos", siempre en el interior va el "cajón", una especie de falange compuesta por un grupo que va con las caras tapadas, cargando mochilas con piedras, cascotes, piñas americanas, palos, bombas de pinturas y gas paralizante. Ellos son el núcleo duro que realiza las pintadas, disturbios y se enfrenta con la Policía.
Según las fuentes, también llevan ropa para cambiarse, gorros, pelucas y hasta se llegó a encontrar tinta para el pelo, todo con el fin de cambiar su apariencia.
"Siempre hacen lo mismo, salen corriendo a la Facultad de Ciencias Sociales y se refugian allí", contó la fuente.
Para la Policía, también es común que cuando el lío va a ser grande pongan menores adelante. "Ahí es fundamental la tarea de inteligencia previa para ver qué riesgo se va a correr", explicó.
Desde el mes de agosto, la vereda frente al edificio del Codicen tiene pintadas, que fueron hechas por un grupo dirigido por Leites.
En la tardecita del martes en las puertas del edificio, según el presidente de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo (Inddhh), Juan Faroppa, que ofició de observador del desalojo, había jóvenes y adultos, muchos de ellos con los rostros tapados y mochilas en sus espaldas, indicador que muestra, según las autoridades, cómo va a evolucionar el evento.
"Existía un clima fuera del edificio ocupado, generado por manifestantes que no eran estudiantes ocupantes, que presagiaba una definición violenta de la situación", asegura el informe de la institución sobre los graves incidentes. Fuentes del Ministerio de Interior dijeron a El País que en este caso se habían realizado "todas las tareas de inteligencia propias de la dirección para apoyar el trabajo de las demás unidades".
"En un operativo como el del Codicen siempre hay inocentes. Pero usted no puede seleccionar si está en una lluvia de piedras, con desconocidos enfrente de cara tapada, cohetes sonando que parecen tiros, es imposible. Es una batalla campal y lo que hay que tratar es de minimizar lesiones y el daño a la sociedad", indicó una fuente que no participó el martes pero protagonizó varios enfrentamientos con los radicales.
"Algún despistado puede suponer que nada tienen en común los últimos motines en las cárceles de menores, las diferentes refriegas con la policía en los barrios, o incluso, el cerco y ataque a la comisaría de Santa Catalina, con los hechos del desalojo del Codicen. Algunos son despistados, a otros simplemente les conviene fragmentar y decir que no hay conexión ninguna en las diferentes resistencias contra el Estado y el Capital", decía con tono irónico una proclama publicada en la página web (www.periodicoanarquia), horas después de los incidentes del Codicen.
Así, ellos mismos no solo reivindicaron su orgullo por atacar a la Policía sino que confirmaron cómo han ido ganando terreno. Avance que les permitió alcanzar en la última elección la representación parlamentaria, a través de Unidad Popular. "Hay un crecimiento de la radicalización debido a la realidad de falta de valores que se ve reflejado hasta en el tipo de delito que tiene el país, pasividad legislativa y dificultad para procesarlos. Se sienten impunes y no les importa ir presos un rato, que es lo que van", dijo una fuente policial.
La dama que comanda la batuta del "antitodo".
Irma Leites (62) es una mujer que militó desde la adolescencia en la izquierda radical. Se integró al Movimiento de Liberación Nacional (MLN) y cayó presa en el año 1973. Después de ocho años tras las rejas y ser deportada a Suecia, volvió al país cuando se restableció la democracia. Sus convicciones antisistema la llevaron a desafiliarse del MLN cuando los tupamaros decidieron entrar al Frente Amplio, y en el 2000 creó Plenaria Memoria y Justicia, que por definición lucha por los derechos humanos y contra la impunidad. Leites carga con tres procesamientos, dos por desacato en 2005 y en 2007 y otro sin prisión en 2013 por la asonada a la Suprema Corte de Justicia (SCJ). "Yo reivindico el odio de clases. Reivindico el odio a los que sepultan a las mayorías a vivir en la miseria", dijo hace algunos años Leites al suplemento Qué Pasa de El País.
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