Conflicto en Siria obliga a abrir por primera vez la "bóveda del fin del mundo" en el Ártico
La sangrienta guerra civil en Siria ha tenido en las últimas semanas consecuencias que se han extendido hasta el Ártico: las puertas selladas de la “bóveda del fin del mundo” se abrieron por primera vez desde 2008 con el fin de paliar los efectos del conflicto sobre el futuro del abastecimiento agrícola en ese país de Medio Oriente.
La instalación, enclavada en la helada ladera de una montaña en la isla noruega de Svalbard, a 1.300 km del Polo Norte, opera como un banco mundial de semillas que apunta a salvaguardar el suministro de alimentos a nivel mundial en caso de un cataclismo global.
El recinto aportará muestras de trigo, cebada y pastos adaptados a las regiones secas en auxilio de los ejemplares que resultaron dañados por la guerra civil en un banco de genes instalado en la ciudad siria de Alepo.
Se trata de la primera solicitud de este tipo desde que el Banco Mundial de Semillas de Svalbard fue inaugurado.
La instalación especializada de Alepo se había mantenido funcionando en parte, incluyendo el almacenamiento en frío, a pesar del conflicto.
No obstante, no es capaz de mantener su papel como centro de cultivo de semillas y su distribución a otras naciones, principalmente en Oriente Medio.
Los ejemplares fueron solicitados por el Centro Internacional de Investigaciones Agrícolas en Zonas Áridas (Icarda), que trasladó su sede a Beirut en 2012, debido a la guerra.
La organización quiere retirar casi 130 cajas de 325 que había depositado en la bóveda, que contiene un total de 116.000 muestras.
La bóveda de Svalbard está diseñada para proteger las semillas de cultivos de catástrofes como guerras nucleares o enfermedades difundidas globalmente. El enorme depósito subterráneo cuenta con más de 860.000 muestras provenientes de casi todas las naciones, incluyendo a Irak y Corea del Norte.
Reuters
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