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CAUSA ABIERTA

La escuela donde los niños son libres y felices

La escuela donde los niños son libres y felices

Podría pensarse que las metodologías alternativas de enseñanza son relativamente actuales; sin embargo, la verdad es que no lo son. Se señala que nacen en el siglo XVIII, cuando surge el pensamiento pedagógico “autoestructurante” o “escuela nueva”.

En contraposición a la clase magistral, el maestro y la disciplina; aparece un pensamiento que apuesta por la experimentación, la actividad espontánea y la concepción del niño como ser capaz de educarse a sí mismo y del maestro como mediador.

Sin embargo, si esta “escuela nueva” se conoce desde hace un buen tiempo, ¿qué hace que sea hoy el momento de cambiar?

El mundo está cambiando. La sociedad actual se complejiza cada día más y nos enseña a valorar la economía, el conocimiento, la información, el individualismo, la competitividad, el rendimiento, etc. Los movimientos sociales dan cuenta del malestar general, y sobre todo de los jóvenes, por haber crecido al amparo de un sistema, cuyas normas y exigencias no les dejan acceder ni siquiera a un trabajo digno.

En este contexto, los alumnos de la escuela actual sufren las consecuencias de nuestra realidad social. Algunas de ellas son: el deterioro de la atención, el desinterés por los aprendizajes escolares, la incapacidad para la escucha y la escasa resistencia a la frustración.

Por ende, si el mundo está cambiando, la escuela también está llamada a cambiar. Diversos autores proponen que para salir adelante, la escuela debe reestructurarse y replantearse qué significa educar, cual es el rol del profesor, qué papel juega el alumno, cuáles son los significados de los contenidos y cuál será la nueva configuración del contexto escolar.

Es aquí donde entran otras metodologías de enseñanza como opciones necesarias para las nuevas generaciones. Modelos pedagógicos como la Institución Libre de Enseñanza (ILE), la experiencia Summerhill, el método Montessori, la experiencia Somosaguas, el método Waldorf, el Homeschoolling o escuela en casa, el método Kumon y el Sistema Educativo Finlandés, tienen en común ciertos conceptos que los posicionan por sobre la escuela tradicional en lo respecta a dar respuesta a las necesidades de la educación actual. La libertad, la individualidad, el autoaprendizaje, el respeto a las etapas madurativas, la autonomía, la independencia, la creatividad, la curiosidad, la capacidad de expresarse, el desarrollo emocional, el aprendizaje intuitivo, el aprender haciendo, la socialización y el respeto a los ritmos de aprendizajes de cada uno/a; son algunos de los preceptos que finalmente tributan al gran eje que constituye el futuro de la educación, y por qué no, de la sociedad: La libertad.

Escoger libremente el trabajo

Esta libertad está entendida como la posibilidad de los alumnos de escoger libremente el trabajo que desean realizar de acuerdo a sus intereses y habilidades, la opción de dedicarle a las distintas actividades el tiempo que ellos mismos consideren necesario; en fin, la libertad para expresar los propios deseos y para escoger el camino de crecimiento personal, formación intelectual y emocional.

Dicha libertad no es sólo un buen deseo o un nuevo valor a considerar. La libertad del niño (y de todo ser humano) es un derecho reconocido y, por lo tanto, debiera ser respetado. Con esto, las metodologías de enseñanza alternativas vienen a derribar el miedo a los problemas de disciplina y voluntad que pudiera ocasionar un exceso de libertad. Como señalan los expertos: “La libertad hace efectiva la tendencia natural de la voluntad hacia el bien”.

En distintos ámbitos, estos modelos educativos apuestan por una educación distinta en la que el objetivo principal es educar a la persona, considerando su naturaleza humana. Si los sistemas educacionales no se vuelcan a considerar esto seriamente, la educación no tendría futuro y, por ende, la sociedad tampoco. La esperanza, por ahora, reside en la necesidad de cambio imperante en todo el mundo y en la mayor visibilidad que está teniendo la urgencia de volcarse a la valoración del ser humano.
Fuente Emol

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