La visita del papa podría agravar el problema hispano de los republicanos
Bob Cortes, representante republicano por el estado de Florida, teme estar perdiendo progresivamente el voto hispano que en su día le ayudó a ser elegido. El culpable: candidatos a la presidencia de EEUU como Donald Trump, quien se ha posicionado abiertamente contra la inmigración en este país.
La inminente visita del papa Francisco, el pontífice más progresista en asuntos sociales desde hace generaciones, amenaza con aumentar el ya evidente distanciamiento entre los hispanos y republicanos, cuyo voto necesita recuperar para arrebatar la Casa Blanca a los demócratas.
Más de la mitad de los latinos estadounidenses son católicos y representan el 40 por ciento de los 51 millones de católicos que viven en el país americano, lo que les convierte en un electorado al que se dirigirá Francisco en su primer viaje a EEUU que comienza la semana que viene.
Durante su viaje, el papa espera poder abordar el tema de la inmigración y afirmó que los refugiados no deben ser tratados como "peones en el tablero de ajedrez de la humanidad".
Mientras tanto, Trump, quien catalogó a los inmigrantes ilegales procedentes de México como violentos criminales, ha prometido que construirá un muro fronterizo, mostrando su desagrado por los hispanohablantes.
"Espero que el papa, siendo de procedencia de un país latinoamericano, pueda convencer en cierta medida de que no todos los hispanohablantes somos ilegales", dijo Cortes, quien pasó su infancia en Puerto Rico.
Para Cortes y otros republicanos latinos, cada vez que Trump habla se les escapan más oportunidades políticas a su partido. Cada mes, miles de personas que huyen de la crisis económica de Puerto Rico y se instalan en el centro de Florida podrían ser votantes republicanos potenciales en las elecciones presidenciales del próximo año.
Las encuestas indican que el papa Francisco, quien además es el primero de procedencia latinoamericana, se ha vuelto extremadamente popular entre los hispanos estadounidenses, sin tener en cuenta su posición política, lo que sugiere que los políticos se arriesgan al defender un mensaje que se aleje mucho del suyo.
Reuters
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