Primeros rostros de frustación tras el sellado de la frontera entre Hungría y Serbia
Primeros rostros de frustración tras el sello fronterizo húngaro. Esta mujer llora desconsolada después de caminar cientos de kilómetros.
Ha sido duro llegar hasta aquí y ahora el camino es incierto: "Queremos ir a otros países como Alemania o Suecia, la policía húngara sabe que no vamos a permanecer aquí y sin embargo no podemos pasar", dice uno de ellos.
Cruzar a Hungría ilegalmente es un riesgo cada vez más alto. La Policía magiar vigila los 175 kilómetros de frontera, y dañar la alambrada supone cinco años de cárcel. Una pena a la que ya se enfrentan de momento más de 60 refugiados.
Coonic
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