Iguala: desnudos contra el horror
"Elegimos un vagón que tuviera luz y no hubiera niños. Un niño no es capaz de entender este mensaje. Entonces saqué la cámara y cuando ella se quitó la ropa y se quedó desnuda se creó un silencio total de las 60 personas que allí había. Se quedaron perplejas sin hacer un ruido. Una familia que había justo detrás de ella que entendió la idea nos hacía gestos agradeciendo el trabajo, el resto miraba de reojo y no hablaba. Ese fue el momento más complejo".
El que narra esta historia es Édgar Olguín, un fotógrafo mexicano que ideó una provocadora forma de denunciar la desaparición de los 43 estudiantes de Iguala y la, a su juicio, complicidad del Estado. Entonces juntó a un equipo de seis modelos, actores y actrices voluntarias que con un equipo técnico de cinco personas decidieron salir a las calles de México D. F. a lanzar en sus cuerpos desnudos su mensaje de protesta. "En México es más alarmante un cuerpo desnudo que un cuerpo calcinado o desollado", explica a EL MUNDO Édgar. "Cada mañana uno puede ver en los quioscos la cabecera de seis periódicos con fotos de cadáveres destrozados, pero curiosamente un desnudo escandaliza más. Hemos perdido la sensibilidad", insiste.
'Necesitamos un grito fuerte'
¿Habrá quienes crean que mostrar cuerpos desnudos es una forma de reivindicar ya muy manida y fácil? "Nos arriesgábamos a críticas sexuales y machistas, pero necesitábamos un grito fuerte para que la gente atendiera a la llamada. Vivimos en una sociedad con una doble moral. Nosotros proponemos una manifestación pacífica", se defiende.
Una idea parecida a la que sostiene Sara Juárez, una joven de 18 años que se prepara para ser actriz y que defiende con orgullo su trabajo como modelo. "Yo iba a todas las manifestaciones y volvía a mi casa con sensación de vacío, de silencio. Por eso las fotos en el metro, por ejemplo, por compartir con la gente una forma de expresión alternativa".
'Sólo me desnudaría por una causa justa'
La modelo recuerda que tenía cierto miedo a que pudiera pasar algo con la Policía al hacer un desnudo público y prohibido. "Estaba muy nerviosa antes de quitarme la ropa en el vagón". reconoce. "Me ofrecieron antes desnudarme pero siempre lo rechacé. Sólo lo haría por una causa justa que enseñara que mi cuerpo es vulnerable como lo somos todos y que tuviera un mensaje", explica. Argumento que, sin embargo, no le ha evitado las críticas: "Recibo mensajes en mi Facebook de muchos desconocidos que dicen que no respeto mi cuerpo y que lo he hecho por ganar fama. Es un comentario machista de una cultura machista", incide.
La realidad es que las fotos han captado la atención de numerosos medios. El proyecto, que no tiene fines lucrativos, se ha colgado entero en una página web que tiene el título de "Poner el cuerpo, Sacar la voz". "Algunas galerías del D. F. se interesaron en que hiciéramos allí la exposición, pero la galería más grande del mundo es internet y decidimos colgar allí nuestro trabajo para darle mayor visibilidad", explica Édgar. "Nadie ha cobrado nada, el proyecto es voluntario y no lucrativo".
Los padres de los 43 estudiantes, envueltos en una constante lucha por impedir que se olvide o se cierre el caso, han agradecido a los jóvenes su apoyo. "Nos llamaron agradeciendo la ayuda". ¿Habrá nuevos proyectos? "Estamos hablando ahora con personas famosas para hacer una nueva sesión de fotos reivindicativas". ¿Desnudos? "No, creemos que la idea de los desnudos ha tenido fuerza y ahora hay que dejarla descansar. Estamos ahora ideando otra propuesta", concluye.
Fuente El Mundo
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