El incremento de ataques de tiburón pone en jaque a autoridades australianas
Una docena de ataques de tiburones, entre ellos uno mortal, ha puesto en jaque a las autoridades del este de Australia, región considerada como una de las mecas del surf e importante destino turístico del país.
El pasado febrero, un escualo atacó y mató a un surfista japonés cerca de Ballina, en el norte del estado de Nueva Gales del Sur, donde los ataques de tiburones han herido a más de una decena de personas en lo que va de año frente a los tres sucesos, dos de ellos mortales, registrados en 2014.
Las cifras de ataques en el conjunto de Australia, 27 hasta la fecha, también ya han sobrepasado a los 23 registrados durante todo 2014.
Unas 180 especies de escualos habitan las aguas de Australia y tienen "a concentrarse en los lugares donde hay comida", señaló a Efe Daniel Bucher, biólogo marino de la Universidad Southern Cross.
El experto subrayó que "la presencia de estos depredadores es un síntoma de la buena salud de las aguas".
La mayoría de los ataques son atribuidos al tiburón blanco (Carcharodon carcharias), así como al tiburón tigre (Galeocerdo cuvier) y el tiburón toro (Carcharhinus leucas).
Según Bucher, el mayor número de ataques registrado parece estar vinculado "a una combinación geográfica y climática que ha hecho que haya una mayor cantidad de alimentos que en el pasado".
También al hecho de que muchos tiburones siguen el movimiento migratorio de las ballenas, desde la Antártida hacia el norte.
El creciente número de alertas ha obligado al cierre temporal de playas turísticas y la cancelación de competiciones acuáticas, lo que ha motivado a varios grupos a demandar un incremento en el sacrificio de estos animales.
"Tenemos que darnos cuenta de que se trata de un ambiente salvaje, no de una piscina", remarcó el especialista en tiburones al recordar que estos animales buscan alimento en la desembocadora de ríos especialmente después de fuertes tormentas.
Las autoridades de Nueva Gales del Sur han destinado unos 181.000 dólares (158.000 euros) para tratar de mitigar los riesgos de ataques de tiburones.
Esta semana un grupo de expertos y funcionarios comenzó el seguimiento de los tiburones de la región con la ayuda de seis aparatos de rastreo por satélite.
El programa permitirá determinar los factores vinculados a su presencia en las aguas del este y norte de Nueva Gales del Sur y saber si existen patrones en sus desplazamientos y su interacción con los humanos.
Entre los amantes del surf se ha popularizado la colocación en la tabla de un dispositivo que emite señales electromagnéticas que supuestamente repelen a los tiburones.
Y existe la propuesta de establecer barreras plásticas o escudos electrónicos que desorienten a los escualos.
En 2013, el gobierno estatal de Australia Occidental puso en marcha un polémico plan de captura y matanza de tiburones de más de 3 metros para proteger a sus bañistas.
En algunas partes de Nueva Gales del Sur y Queensland también se utilizan redes e incluso complejos anzuelos para eludir los ataques de tiburones, aunque se evita abiertamente capturar y matar a los depredadores marinos.
Publimetro
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