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CAUSA ABIERTA

Reptil de América del Sur podría ser una amenaza tan grande como los pitones birmanos

Reptil de América del Sur podría ser una amenaza tan grande como los pitones birmanos

Este mes, un tegu de dos pies, identificado como el número 1125 se desplazó por una espesa vegetación en la zona sur de los Everglades, llevando una pequeña mochila con un localizador electrónico (GPS) sujeta en el lomo y una cuerda de cuentas púrpuras alrededor de la barriga.

El tegu número 1125 tenía una misión: revelar la vida secreta del reptil argentino.

Avistado por primera vez cerca de un parque de casas móviles de Homestead al sur del Condado Miami-Dade hace menos de 10 años, estos reptiles de color blanco y negro son considerados en la actualidad la especie invasiva más agresiva de la Florida. La cifra de tegus crece sin parar, y los reptiles se han propagado desde el extremo sur de Miami-Dade, hasta el oeste del Condado Collier y el norte del Condado Hillsborough. En 2009, cuando los biólogos empezaron a atraparlos en el sur de la Florida, sólo capturaron 13 tegus. Este año la población se acerca rápidamente a 500.

Un crecimiento tan veloz ha hecho que los biólogos expertos en la fauna se hagan una pregunta que los tiene asustados: ¿podría el tegus resultar una amenaza similar a la del pitón birmano?

“Me parece que ya hay que considerarlos como los pitones”, dijo Frank Mazzotti, biólogo de la Universidad de la Florida (UF), que forma parte de un equipo que captura y rastrea a los tegus y al que le preocupa que los reptiles hayan podido ir más allá de las “zonas de contención”.

“No hemos podido contar con los recursos suficientes para enfrentarnos a este problema”, dijo Mazzotti.

Los tegus siguen estando vendiéndose en tiendas de mascotas. Atraparlos y venderlos es legal: la semana pasada Mazzotti y otro biólogo de la UF, Mike Rockford, encontraron una trampa privada cerca de la calle 424 del suroeste, no lejos de sus trampas para investigaciones. El estado, que trabaja estrechamente con la UF y comparte los costos con el Distrito de Manejo de Aguas del Sur de la Florida, le está prestando una atención más seria al asunto, dijo Kristen Penney Sommers, jefa de sección de la Comisión para la Conservación de la Pesca y la Vida Silvestre de la Florida (FWC). Hasta ahora, sin embargo, el estado no planea prohibir la compra y venta de los tegus, agregó Penney Sommers.

“Sabemos que los han encontrado en áreas donde no habían sido vistos antes, lo que podría indicar que hay muchos más de ellos”, dijo la experta.

Para poder conocer mejor la amenaza, los biólogos prepararon al número 1125.

Esta hembra tegu fue capturada el mes pasado por dos biólogos del equipo de Mazzotti, Lindsey Garner y Kyle Allen, en una trampa en un camino rural que corre a través de terrenos del estado al sur de los Everglades, no lejos de un hogar para delincuentes juveniles ubicado en la calle 424 del suroeste.

El área ha sido el epicentro de la invasión de los tegus. Al igual que con los pitones, los biólogos creen que el primer tegu —oriundo de Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay— fue una mascot que soltaron o se escapó. Los tegus viven en madrigueras y buscan sus presas alrededor del agua, de modo que encuentran un acogedor hábitat en los pantanos y ciénagas que bordean Florida City y Homestead. Comen casi todo: frutas, semillas, huevos, insectos y pequeños mamíferos. Cuando los biológos abrieron el vientre de los 124 que se capturon cerca de las áreas urbanas de Miami, hallaron dentro ranas, sapos, lagartijas, serpientes y tortugas.

Sin embargo, a diferencia de los pitones, los tegus son reptiles fuertes que pueden sobrevivir en temperaturas muy frías, tan bajas como 35 grados Fahrenheit, lo que significa que podrían representar una amenaza potencial para una amplia gama de especies nativas. Una población de gorriones de Cape Sable en vías de extinción queda a menos de 10 millas de dónde el equipo de UF está atrapando a los tegus. La semana pasada, el equipo halló dos nidos de cocodrilos americanos en el mismo camino donde han atrapado a tegus.

“No hay ninguna duda sobre los tegus: toda la Florida corre riesgo”, dijo Mazzotti.

Durante más de un año, Garner y Allen han estado recorriendo la zona sur de los Everglades y capturando tegus con el fin de contenerlos y monitorear a ocho hembras que fueron liberadas con rastreadores. El equipo tiene instaladas entre 30 y 40 trampas, así como cámaras escondidas, dispersas a lo largo de caminos, camuflageadas en hierbas altas y malezas en áreas donde se cree pueden haber tegus. Para ello utilizan trampas para mapaches, con carnadas a base de huevos de gallinas del supermercado. Allen dijo que también han experimentado con papaya, carne de pavo y comida para gatos, a la vez que mantienen siempre la cuenta de las capturas hechas con carnada.

“Los huevos es una de las cosas que mas le gustan”, dijo Allen con un huevo en la mano.

El equipo también ha intentado atrapar a los tegus con pequeñas trampas para capturar a tegus más jóvenes y pequeños que pueden escurrirse de las trampas grandes y robar los huevos.

Durante los inviernos, el tegu se pone en una especie de hibernación llamada brumación. Así Garner y Allen pasan todos los días entre semana de la primavera y el verano revisando trampas. Ellos se han vuelto mucho mejores en las trampas - un hecho que Manzotti dice que no puede ignorarse al analizar los números. Su promedio es de cinco capturas por día. Su récord fue en una semana de abril, cuando capturaron 31 tegus en tres días.

“Para mí, lo más sorprendente es la cantidad que son”, dijo Allen, quien agregó que el tegu mayor era de casi cinco pies de largo.

Además de sacar a los lagartos del estado salvaje, el atraparlos también los ayuda a comprender cómo se adaptan los tegus al Sur de la Florida.

En un estudio publicado anteriormente este año, los investigadores del Registro Geológico de EEUU analizaron la relación entre el tegus y un hábitat alterado. Los investigadores saben que la Florida tiene más especies invasivas debido en parte a sus bosques y pantanos originales, que han resistido la llegada de depredadores como los pimenteros brasileños, las casuarinas, los varanos del Nilo y los pitones, y los han debilitado al drenarlos, pavimentarlos yt subdividirlos.

El estudio encontró que el tegus en la periferia de los Everglades se mueva más que los que están en el denso medio. Donde había caminos y pantanos drenados, los tegus se muevan con más libertad. También encontraron que a los tegus les gusta estar cerca de los árboles y matorrales, lo que sugiere que pueden estar cazando huevos de pájaros.

Otro hecho alarmante: los tegus son capaces de una reproducción prolífica. En abril, Garner y Allen descubrieron dos nidos, cada uno con 27 huevos. Mazzoti dijo que los tegus no son necesariamente sociales, pero tienden a agruparse, En más de una ocasión, su equipo ha encontrado varios tegus en una sola trampa. Ellos también saben que las hembras cuidan los nidos.

Armados con esta información, ellos ahora le siguen la pista a las ocho hembras - con gargantas parte en blanco, rosado y azul para identificar mejor a las fotografiadas - a la espera de detectar un patrón para manejar mejor los esfuerzos para atraparlos. Mientras que los biólogos sospechan que la cifra crece, aún no existen buenos estimados de su población, dice Mazzotti, lo que significa que ni siquiera pueden estar seguros de si las trampas reducen su crecimiento, Aún más importante, el estado necesita formalizar un plan para tratar en el futuro con las especies invasivas. La evaluación “rápida” del estado del tegus tomó casi dos años, agregó.

Sommers dijo que el equipo dará el miércoles una actualización de los esfuerzos en la Cumbre de Especies Invasivas en los Everglades, la reunión anual donde los biólogos del estado y las agencias federales se reúnen con los investigadores y otros para coordinar esfuerzos.

“Es una pregunta legítima: qué efecto tenemos”, diojo Mazzoti. “Si la cifra que estamos atrapando es demasiado pequeña, la población se compensará. Si no estamos atrapando las hembras suficientes, podríamos no tener el efecto deseado..., Tenemos datos convincentes del impacto del pitón en los mamíferos. No tenemos lo mismo con los tegus”.
Fuente Nuevo Herald

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