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CAUSA ABIERTA

El crimen de Lola no se resuelve y la Corte destierra a su vocero

El crimen de Lola no se resuelve y la Corte destierra a su vocero

Por Carlos Lemos
Raúl Oxandabarat era el vocero "visible" de la Suprema Corte de Justicia. En los canales de televisión, radios y diarios era habitual escuchar sus explicaciones jurídicas sobre diversos casos de resonancia de mucho interés para la opinión pública.

Oxandabarat lo hacía con impecable estilo sin vulnerar en ningún momento el secreto del presumario de cada caso.

Cosa harto difícil para no quebrar esa delicada línea que podría entorpecer cualquier investigación judicial.

Lo hacía muy bien por un hecho que muy pocos conocen. Oxandabarat no es un empleado administrativo, es un magistrado.

Sin embargo una tarde llegó un comunicado de la Corte que ordenaba que dicho magistrado no saliera más en público. El aviso fue tan escueto como inexplicable, por lo menos a primera vista.

Pudo haber sucedido que la Suprema Corte de Justicia de Uruguay no soportó la presión argentina por el crimen de Lola Chomnalez en la Barra de Valizas. O simplemente la vanidad de los Ministros al observar el protagonismo que había adquirido su vocero.

Cien personas, decenas de estudios de ADN, varios "asesinos confesos" se sucedieron desde diciembre del año pasado cuando apareció el cuerpo de la joven argentina de 15 años.

El caso era, y lo sigue siendo, una piedra en el zapato de la Corte.

Entretanto, Oxandabarat seguía informando a los medios lo que podía sobre un caso que conmovió a la opinión pública y luego fue casi olvidado.

Pero los Ministros de la Corte no pudieron soportar más y resolvieron desterrar al magistrado que brindaba los detalles que podía sin agregar una sola palabra que mortificara a nadie.

Entonces resolvieron apartar definitivamente a su vocero y lo dejaron encerrado en la oficina de prensa.

Ahora el juez sólo se limita a enviar escuestos comunicados. Resulta que no puede hacer más nada que eso. De facto, lo convirtieron en un administrarivo

Durante añares se le exigió a la Corte que designara un vocero autorizado para mantener informada a la ciudadanía.

Tras idas y venida al fin sucedió, pero no duró mucho tiempo, pues como alguien dijo en algún momento "En Uruguay hasta el precio del boleto es secreto".

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