EE.UU. da el primer paso para regular las emisiones de dióxido de carbono en aviación
La Casa Blanca dio hoy el visto bueno a nuevas recomendaciones que declaran a la industria de la aviación una fuente de emisiones de CO2 y una amenaza para la lucha contra el cambio climático.
La Oficina de Gestión de Presupuesto de la Casa Blanca (OMB) decidió aceptar las recomendaciones de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA), el paso previo para que ese organismo redacte una nueva normativa a la que tendrán que atenerse todas las aerolíneas que operen en el país.
La EPA emitió hoy una declaración en la que afirma que "las emisiones de gases de efecto invernadero de ciertas clases de motores de aviación afectan a la contaminación aérea" y que ese hecho es "dañino" para la salud pública.
Esa declaración, que equipara las emisiones de aviones con las de vehículos rodados, no implica la imposición de nuevos requisitos para las aerolíneas, pero adelanta la redacción de una normativa más restrictiva sobre emisiones, del mismo modo que ocurre con automóviles.
La EPA aseguró en su propuesta a la Casa Blanca que la normativa debería adoptarse en paralelo con las negociaciones de la Organización Internacional de Aviación Civil (ICAO) sobre emisiones, que deberían finalizar en febrero de 2016.
Por ello, las nuevas regulaciones podrían retrasarse hasta bien entrado el mandato de un nuevo Gobierno que sustituya al del presidente Barack Obama en enero de 2017.
Según aseguró en una teleconferencia Chris Grundler, director de la EPA para asuntos de calidad del aire, las regulaciones definitivas de la agencia estadounidense se publicarían probablemente alrededor de 2018.
La aerolíneas esperan que las regulaciones estadounidenses se mantengan en línea con los estándares internacionales, para que de ese modo no se cree una desventaja competitiva con otros países.
Las organizaciones medioambientales temen que, debido a la necesidad de consenso, las normas internacionales acordadas en el seno de la ICAO, que tendrán una vigencia de cinco años, no sean lo suficientemente exigentes y no permitan una reducción significativa de las emisiones en aviación.
EFE
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