La extraña bala que mató a la joven del balcón
El adolescente escondió el revólver calibre 38 entre unos trapos y lo dejó en las cercanías del estadio de Cordón. Miró el partido y a la salida recuperó el arma y corrió junto a otros barrabravas del equipo hasta tener al alcance de su gatillo a los hinchas de Welcome.
Mientras trepaba por la calle Gaboto rumbo a Paysandú, tiró dos veces. Disparó por primera vez después de cruzar Cerro Largo. El segundo tiro salió más adelante, a mitad de cuadra, todo según la versión de la Policía.
El menor confesó ser el autor del homicidio de Soledad Barrios, la joven de 28 años que falleció en el balcón de su casa, en la esquina de Gaboto y Paysandú, cuando una bala 38 milímetros le atravesó el tórax, según dijeron a El Observador fuentes policiales.
De todas maneras, el menor dijo que no quiso herirla, sino que intentó tirar por sobre las cabezas de los hinchas de Welcome que corrían en retirada hacia la avenida 18 de Julio.
El caso, cargado de polémica por una disputa entre la Policía y el forense, sigue dejando dudas.
Por ejemplo, no queda claro cómo el menor que confesó ayer sabe que la mató, si dice que disparó al aire en medio de una corrida en la noche.
Ayer además canal 4 difundió un video en el que se ve a otro joven disparando un arma al aire y se observa a otras personas –también armadas– corriendo por Gaboto.
Por tanto es difícil de comprobar cual de todos los disparos mató a Soledad Barrios. A raíz de ese video, la Policía logró llegar al menor que ayer confesó, porque fueron reconocidas otras personas que lo inculparon.
El menor y otros cuatro implicados que participaron en la trifulca declararán hoy ante el juez de Adolescentes Gerardo Peduzzi.
Al despacho de Peduzzi llegarán al menos cuatro informes: dos forenses y dos de Policía Técnica. Es que el informe del médico forense Willy López contradice al balístico realizado por Policía Técnica.
López sostiene que la bala que mató a Barrios penetró en sentido ascendente por su espalda y salió por su axila, lo que indica que fue disparada desde cerca y de forma intencional.
El informe de Técnica asegura que la bala penetró en forma descendente por su axila y salió por su espalda, lo que sugiere que fue disparada desde lejos y que se trató de una bala perdida.
Ante la contradicción de los informes, el juez penal Juan Carlos Fernández Lecchini –que hasta ayer lideraba la investigación– ordenó realizar nuevas pericias de forenses y balística.
Policía Técnica trabajó ayer con un láser de balística en la escena del crimen, en base a lo que el menor declaró en la comisaría. Su testimonio concuerda con la primera pericia realizada por Técnica.
Mientras un agente se posicionaba a 90 metros del balcón, en la calle Gaboto, a pasos de Cerro Largo, otro simulaba la posición que tendría la víctima al momento de recibir el disparo.
Según la hipótesis policial estaba ubicada en el balcón, con las piernas sobre el suelo y el torso en sentido horizontal, formando con su cuerpo un ángulo de 90 grados.
La bala, según la Policía, ingresó por la axila izquierda, atravesó el corazón y los pulmones, y salió por la espada debajo del costillar derecho.
La segunda escena reconstruída ayer por Policía Técnica mantuvo al agente del balcón en la misma posición, pero cambió la distancia y el ángulo de tiro, en concordancia con el segundo disparo que confesó haber realizado el menor.
Policía Técnica no ensayó ninguna pericia suponiendo que la víctima pudo haber estado de espaldas, como sostiene el forense.
Dos pruebas materiales llevaron a la Policía a mantener su primera tesis. En primer lugar, el saco negro que Barrios tenía puesto cuando recibió el disparo presenta un solo orificio y es en el frente.
La espalda del saco se mantiene intacta, por lo que la munición no puede haber ingresado por allí. La bala, al cruzar por el cuerpo de la víctima, perdió fuerza y logró salir pero no romper el saco.
El segundo indicio al que Policía Técnica se aferra para sostener que el disparo ingresó por el frente de Barrios es que el orificio de la axila es un pequeño círculo rojo, mientras que el de la espalda presentó restos de grasa, arrastrados, según los peritos, por la munición.
El médico forense, que cuestiona esa tesis, dijo que “al ingresar el proyectil y producir vacío, la grasa sale para afuera”. Según López, “el cuerpo habla solo” e indica que la bala fue disparada desde unos 15 metros e ingresó por la espalda porque en ese orificio “la piel está hacia adentro” y en el de la axila está hacia afuera. A su vez destacó que “la canaleta que dejó el proyectil cuando pasa, las fibras de los músculos, del pulmón, del corazón y del otro pulmón tienen un solo sentido”.
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