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CAUSA ABIERTA

El cuentagotas de la muerte en Montevideo

El cuentagotas de la muerte en Montevideo

En la noche de ayer sábado, otro hombre joven murió de un tiro en el estómago. Horas antes otro había sido acribillado por ocho individuos que le dispararon desde distintas posiciones. El primero falleció en Piedras Blancas y el segundo en el Cerro.

Según informa la seccional 17a., alrededor de la hora 19:30 se escucharon varios disparos en la esquina de Simón Del Pino y Camino Leandro Gómez.

Allí cayó malherido el hombre de 28 años. Los vecinos del barrio corrieron a avisarle a la compañera que había sido baleado y estaba tirado en la esquina de su casa. Entre todos lo llevaron primero al centro de salud de Piedras Blancas y luego al hospital Pasteur, donde murió tres horas después.

Lo que está sucediendo en Montevideo y otras ciudadades de Uruguay se asemeja a un gotero de violencia, solo que en lugar de ser trasvasadas pequeñas cantidades de líquido terapéutico, el vertido de gota a gota es de sangre.

Desde que el ministro Bonomi anunció la "cruzada" contra los "ajustes de cuentas", la cosa se puso peor.

Para colmo, la opinión pública deja de entender cuando, por ejemplo, un editorialista de El Observador "canoniza" a Bonomi como el mejor Ministro del Interior postdictadura.

En oposición a lo teórico o imaginario, lo cierto es que existe un poder fáctico en manos de bandas de criminales que responden al narcotráfico y no pueden ser dominadas. Y, lo más triste, es que nunca lo serán.

Por eso es necesario pisar la realidad. Por un lado el Ministro no puede hacer planes distintos todos los días y bautizarlos. Por otro, los periodistas no podemos ser obsecuentes y aplaudir sin conocer la realidad.

"Causa Abierta" insiste desde hace años, por experiencias directas vividas en varias partes del mundo que la guerra contra el narcotráfico está perdida y, en consecuencia, las muertes que produce.

Cámaras de seguridad, chalecos antibalas, detectores de metales y tanquetas son harto inútiles.

Hay miles con armas en sus manos dispuestos a matar. Toda culpa, tampoco, se le puede achacar a un solo Ministro. Hubo varios que se sentaron en su sillón y ni se enteraron lo que estaba pasando en la sociedad uruguaya.

El Estado no puede atacar un problema glogal con tácticas guerrilleras como lo hace Bonomi que no puede sacarse el síndrome de encima.

Hay formas para curar ese cáncer que, por supuesto, no son aplicadas en Uruguay ni en el continente. Basta echar una ojeada con lo que pasa en México, Colombia, Venezuela y Argentina, por citar solo algunos países, para darse cuenta que el cuadro es desolador.

El problema fundamental es que los gobiernos de América Latina le siguen preguntando a la DEA o a la CIA cómo solucionar el tema.

Justo a ellos. Vendedores de armas a todos los bandos.

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