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CAUSA ABIERTA

Millones languidecen esperando ayuda alimenticia en EEUU

Millones languidecen esperando ayuda alimenticia en EEUU

Cuando el marido de Amanda Vaca perdió el empleo, la pareja hizo cuentas y llegó a una conclusión angustiosa: No tenían para alimentar a sus cuatro hijos, todos pequeños. Así que Vaca llenó una solicitud de ayuda alimenticia. La espera comenzó. Pasó un mes, y luego dos. En cosa de semanas, la comida simple y sencillamente se agotó. "Hubo varias ocasiones en que no tenía nada que prepararles para el desayuno, o todo lo que había era fideos", relató Vaca, representante de servicio a clientes en la ciudad de Fort Worth en el estado de Texas, quien fue despedida poco después que su esposo. Esperaron tres meses para recibir la asistencia, conocida como "food stamps", o cupones alimenticios, porque en sus orígenes, repartía estampillas canjeables por alimentos. Actualmente, el programa se maneja mediante una tarjeta de plástico.
La recesión ha dejado a millones de familias en apuros similares, obligadas a soportar largas esperas por la ayuda para comprar víveres. Un estudio de The Associated Press encontró que al menos una cuarta parte de los solicitantes ha tenido que esperar semanas o meses para obtener la ayuda alimentaria ofrecida por decenas de programas en 39 estados.
La ley federal prevé que las solicitudes de ayuda alimenticia deben ser procesadas en un máximo de 30 días después de presentadas e incluso antes en el caso de las familias más pobres. El incumplimiento conlleva sanciones y posibles demandas a las agencias, pero las familias están en alto grado a merced de administradores locales.
Entre las excusas para las demoras figuran burocracias sobrecargadas, escasez de personal o reglas del programa. Pero eso no le dice nada a los padres con hijos hambrientos.
"Llegamos al punto en que no había nada. Era espantoso. Era muy, muy estresante", expresó Vaca. "Fuimos a templos a conseguir comida, a bancos de comida o donde fuera. Siempre estuve buscando lugares para conseguir comida".
Para observar el efecto de la recesión en el programa, la AP acopió cifras mensuales de las nuevas solicitudes procesadas y de las que tomaron más de 30 días en todo condado o región de cada estado en relación con el año fiscal 2009, el primero completo en recesión.
En ese lapso, casi un tercio de los solicitantes en Texas tuvo que aguardar más de 30 días por la asistencia alimenticia, la peor situación entre los estados examinados por la AP pese a que Texas escapó de las peores secuelas de la recesión.
En Rhode Island, casi un cuarto de las nuevas peticiones se demoró. En Florida, Colorado y Nevada, aproximadamente un quinto fue procesado tardíamente.
En los meses posteriores al surgimiento de los problemas, algunas agencias han mejorado sus sistemas de procedimiento, pero las demoras en el trámite persisten en muchos lugares.
Vaca pasó varios días suplicando por teléfono y en persona para que alguien viera su solicitud. En una ocasión, un administrador ya cansado la llevó a un cuarto trasero para mostrarle montones de solicitudes sin procesar. Su familia recibió finalmente la aprobación y recibió ayuda retroactiva por los meses de espera.
Una cifra sin precedentes de 40 millones de personas _uno de cada ocho estadounidenses_ depende ahora de la Asistencia de Nutrición Suplementaria, el nombre oficial del programa moderno de ayuda alimenticia, que comenzó en 1961. El número de familias participantes aumentó en una quinta parte en el año fiscal 2009, y muchas nóminas estatales de solicitudes crecieron en al menos un tercio.
"Nunca en nuestras vidas han sido estos programas tan necesarios", expuso Kevin Cancannon, subsecretario del Departamento de Agricultura, el cual supervisa la ayuda alimentaria.
La suma mensual promedio de ayuda es de 275 dólares por familia. El gobierno federal financia el costo total de la ayuda y la mitad del costo administrativa. En el año fiscal 2009, significó una erogación de 53.770 millones de dólares.
Domitila Lara, de 44 años, presentó la solicitud en San Diego a finales del 2008 debido a que su marido perdió su trabajo en la construcción.
Luego de tres meses de gestiones, la petición se extravió. Recibió instrucciones contradictorias sobre el llenado de los formularios. La familia pagó la hipoteca de su casa con la indemnización laboral del padre, pero sigue preocupada sobre cómo alimentar a sus hijos.
"La trabajadora social nunca me llama. Yo sigo llamando. Necesito una respuesta", dijo Lara.
Stacy Dean, directora de asistencia alimentaria del grupo liberal de estudio Center on Budget and Policy Priorities, dijo que el sistema en general ha ayudado a la gente durante la recesión, pero que hay lagunas.
"Una mamá con un bebé hambriento cree que necesita la ayuda ya mismo", indicó. "Es crucial que el programa entregue la ayuda pronto".

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