Blogia
CAUSA ABIERTA

Acusan a la CIA de esparcir LSD en un pueblo de Francia

Acusan a la CIA de esparcir LSD en un pueblo de Francia

Hace cerca de 60 años, una pequeña ciudad del sur de Francia sufrió un súbito brote de alucinaciones e histeria que dejó cinco muertos y no pocos enfermos. Durante años se culpó de los episodios de psicodelia a un hongo en el pan, pero ahora esa tesis está siendo puesta en tela de juicio. El 16 de agosto de 1951, el cartero Leon Armunier hacía su ronda en Port-Saint-Espirit cuando de repente sufrió un ataque de náuseas acompañado de fuertes alucinaciones.
"Fue terrible, tuve la sensación de que me encongía y encogía, y veía fuego y serpientes deslizándose en espiral por mis brazos", recuerda Armunier, de 87 años.
El cartero se cayó de su bicicleta y tuvo que ser trasladado al hospital de Avignon.
Le pusieron una camisa de fuerza y lo ingresaron en una habitación junto a tres adolescentes que estaban atados a sus camas para mantenerlos bajo control.
"Algunos de mis amigos intentaron tirarse por la ventana. Estaban super agresivos, gritaban y el sonido de las camas metálicas y los saltos... ese ruido era terrible".
"Preferiría morir antes de volver a pasar por eso otra vez", dice Armunier.
En aquellos días, docenas de personas en su ciudad sufrieron síntomas similares.
Los médicos concluyeron que la harina de una de las panaderías había sido contaminada con ergot, un hongo venenoso que crece en el centeno.
La tesis del hongo no había sido puesta en duda hasta que en 2009, el periodista Hank Albarelli se encontró con un documento de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA, por sus siglas en inglés) que hacía referencia al caso.
El documento decía, en un inglés telegráfico, algo que podría ser traducido como: "Re: Archivos Pont-Saint-Espirit y F. Olson. Archivo SO Operación Span/Francia, incluido Olson. Documentación de inteligencia. Entregar personalmente a Belin. Decirle que garantice su desaparición".
F. Olson es Frank Olson, por entonces un científico de la CIA dedicado a investigaciones sobre la dietilamida de ácido lisérgico, esto es, la conocida droga alucinógena LSD.
Mientras que David Belin era el director ejecutivo de la Comisión Rockefeller, creada en 1975 por la Casa Blanca para investigar supuestos abusos cometidos por la inteligencia estadounidense.
El periodista Albarelli cree que el documento demuestra que la CIA estaba experimentando con los habitantes del pueblo suministrándoles LSD.
Aunque, para el reportero, la tesis del hongo en el pan no iba del todo desencaminada, ya que cree que la droga era colocada en la panadería.
Se sabe que a inicio de los años 50 varios científicos dedicados a investigar sobre guerra biológica, incluidos algunos británicos, experimentaban con LSD.
Albarelli además afirma que encontró documentos estadounidenses secretos de 1949 sobre experimentos con LSD, en los que se afirma que había que hacer todo lo posible por llevarlos a cabo "sobre el terreno".
Gracias a las normas sobre libertad de información, Albarelli accedió además a otro informe de 1954 en el que se reporta sobre una conversación con representantes de la empresa química suiza Sandoz.
La fábrica de esa compañía, que está a unos pocos cientos de kilómetros de Pont-Saint-Espirit, era la única que producía LSD en aquel momento.
En el documento, el relator atribuye a un representante de Sandoz la siguiente cita: "El 'secreto' de Pont-Saint-Espirit es que no fue para nada el pan, no fue el hongo ergot".
Sin embargo, para el profesor Steven Kaplan, que publicó en 2008 un libro sobre el incidente, insiste en que ni el LSD ni el hongo pueden explicar lo que ocurrió.
De haber sido el hongo, se hubiera sentido mucho más, afirma, ya que no es posible que este infectara tan sólo un saco de grano en una única panadería, como defiende la tesis del ergot.
Pero, según Kaplan, los síntomas que sufrieron las víctimas del envenenamiento tampoco encajan con los que produce la ingesta de LSD.
Además, tampoco hubiera producido efectos después de pasar por el horno de pan.
A esto Albarelli responde que la droga pudo haber sido colocada después.
Y, pese a su desacuerdo sobre las causas del episodio registrado en la sureña localidad francesa, Albarelli y Kaplan están de acuerdo en una cosa: es necesario que el gobierno se implique y abra una investigación.

0 comentarios