Máxima, la argentina devenida en princesa de Holanda, gozó como una zorra en celo la derrota de Uruguay
Con intensidad, la argentina Máxima Zorreguieta, la princesa de Holanda, vivió el durísimo choque por semifinales entre "su" país y Uruguay, con victoria por 3-2 para la Naranja. Desde uno de las plateas oficiales del Green Point de Ciudad del Cabo, y acompañada por el príncipe Guillermo, a quien ella le gusta llamar Alex (por Alexander, su segundo nombre), se emocionó con los goles de Giovanni van Bronckhorst, Wesley Sneijder y Arjen Robben. A Máxima se la vio de pie y a puro salto enfundada en un tapado "vaca-print". El blanco y negro del estampado vacuno contrastaba con el naranja de su bufanda. La misma que se puso su marido, el heredero al trono de la corona holandesa. Además, Guillermo Alejandro lució una corbata al tono con pañuelo haciendo juego. Con los pulgares en alto y revoleando su pelo lacio, Máxima no paró un segundo de festejar cada gol. Bailoteó junto a su marido y sólo se la vio fastidiosa y preocupada con el empate de Diego Forlán y el empuje del equipo del Maestro Tabárez, que estuvo muy cerca de llevar a Holanda al suplementario. El gol sobre el final del partido de Maximiliano Pereira le jugó una mala pasada a los nervios de la princesa. Ayer, en la residencia oficial que la familia tiene en Wassenaar, sus hijas, las princesas Catharina-Amalia, de 6 años, Alexia, de 5, y Ariane, de 3, jugaron al fútbol y tocaron una vuvuzela en una sesión de fotos para los medios, con la que mostraron su apoyo al combinado nacional. "Miran todos los partidos y siguen esto de cerca", dijo Guillermo, futuro rey de Holanda, mientras sus hijas corrían detrás de una pelota naranja. La encargada de hacer estallar los oídos de los holandeses fue la mayor de las nenas y heredera al trono después de su padre: Catharina-Amalia. Sin embargo, las chiquitas no viajaron a Sudáfrica con la pareja. "Hubiese sido inapropiado. El partido empieza después de las 8 de la noche y esa hora ya es muy tarde para nenas tan chiquitas como ellas", dijeron los papás. Máxima se retiró del estadio con una doble sensación. Feliz, sabiendo que hacía 32 años que Holanda no lograba llegar a una final, pero con cierta desazón: la última vez había sido en 1978 cuando su futuro reino perdió frente a Argentina en la final del Mundial. Pero no sólo eso, la otra ocasión en que su nuevo país había llegado a la mayor instancia del campeonato del mundo había sido en 1974, cuando perdió frente a Alemania, la selección que mañana intentará todo por ganarle a España en Durban y darle pelea el 11 de julio. Para "Causa Abierta", Máxima no debería integrar la realeza de Europa. No tiene el estilo ni la dignidad para semejante distinción. Durante todo el partido gritó y pataleó al mejor estilo de una "botinera" y para colmo se pasó por el traste la hermandad que existe entre el país en que nació y Uruguay.
1 comentario
Esther Guaraguara -
Que pena que se exprese así de la princesa Máxima, tan querida por los holandeses en general. Se ve que usted nunca se enamoró, de otro modo se daria cuenta de lo que escribió. Que importa si Máxima es Sudamericana o aparente ser Europea, o si trae ropa de vaca o de oro. Cuando lo importante es lo valiosa que es como persona. Al igual que yo Sudamericana casada con un holandes, aqui en Holanda a Máxima se la quiere mucho porque es una persona con estilo y respeto hacia este pais. Además tuvo la fuerza que se necesita para reintegrarse a una nueva sociedad, cosa que la mayoria de las personas tienen miedo hacerlo y por eso solo hacen criticas sin sentido.
Le diré que cuando uno tiene una pareja extranjera, aprende a querer a su nuevo hogar, tanto como al que la vió nacer.
Gracias por su atención.