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CAUSA ABIERTA

Las vuvuzelas sudafricanas, una mina de oro para empresarios alemanes

Las vuvuzelas sudafricanas, una mina de oro para empresarios alemanes

Ensordecedoras, exasperantes para muchos, pero absolutamente lucrativas, empresarios alemanes se frotan las manos por haber comprado los derechos de comercialización de las vuvuzelas, las trompetas de plástico sudafricanas protagonistas de primer orden en el Mundial 2010. El 31 de marzo de 2009, Frank Urbas y Gerd Kehrberg anunciaron que habían comprado a la empresa sudafricana Masincedane Sport los derechos para comercializar y producir las vuvuzelas en toda la Unión Europea (UE). Kehrberg, que no es un neófito en asuntos del balompié, puesto que ha sido directivo del club de fútbol de segunda división de la Bundesliga de Oberhausen (oeste de Alemania), dice que desde 2007 se percató del potencial comercial de estas trompetas, indispensables para los aficionados sudafricanos, cuyo origen se vincula a los cuernos de kudus (antílopes) utilizados para llamar a reunión a los pueblerinos en las aldeas.
Con el Mundial apenas comenzado, Urbas estima en "varios millones" las vuvuzelas fabricadas en Alemania, donde se ha vendido el 90% de la producción. En cuanto a los beneficios. "No podemos quejarnos", se limita a responder a la AFP en financiero de Dusseldorf (oeste).
La estrategia de estos dos empresarios alemanes es no realizar la venta directa, sino buscar bornes de distribución, como cadenas de estaciones de servicio o de supermercados, así como sociedades que las utilizan como elementos de promoción.
El domingo, en las calles de toda Alemania, numerosos aficionados festejaron la goleada de la 'Mannschaft' ante Australia (4-0) haciendo sonar vuvuzelas, muchas de éstas con los colores rojo, negro y oro.
Los fabricantes germanos se preocupan, eso sí, por la mala prensa de estas trompetas, que ha obligado al Comité local de organización del Mundial (LOC) a multiplicar sus desmentidos sobre una eventual prohibición del instrumento. Cadenas de televisión, espectadores y algunos jugadores se han erigido en auténticos detractores de las trompetas de plástico y no sólo en Sudáfrica. En Alemania, las vuvuzelas han sido desterradas de algunos espacios públicos con pantallas gigantes de televisión para seguir los encuentros mundialistas, ya sea en Berlín, Dortmund o Gelsenkirchen, mientras los diarios publican preocupantes informaciones sobre el daño que éstas pueden provocar a los tímpanos de los 'fans'.
Urbas afirma que no le "gusta mucho esta discusión" y se afana en alabar las características de su modelo. "La vuvuzela que producimos se compone de tres partes, lo que hace que no pueda ser utilizada como arma durante una escaramuza porque se desarmaría", algo que también permite combinar los diferentes colores para emular las banderas nacionales.
Sobre todo, afirma el empresario, "nuestra trompeta está limitada" en cuanto al sonido, y presenta un documento del Instituto de certificación alemán TÜV Rheinland que refrenda que la vuvuzela alemana alcanza a un volumen de 125,5 decibelios, contra 138,1 del modelo africano actual. El mismo volumen de una tronzadora, según el popular diario Bild.
Por su parte, la empresa sudafricana Masincedane Sport anunció el lunes que modificará su modelo para bajar el nivel de decibelios, tras la polémica desatada en el país organizador de la Copa del Mundo.
"Para nosotros, la vuvuzela es un producto intímamente ligado al Mundial", explica Urbas, quien no se hace muchas ilusiones en cuanto al futuro de la misma tras el Mundial. Pero, también se permite soñar y acota: "la vuvuzela podría funcionar en deportes ya de por sí ruidosos, como la Fórmula 1".

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