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CAUSA ABIERTA

La francesa condenada por secuestro en México dice que no descansará hasta probar su inocencia

La francesa condenada por secuestro en México dice que no descansará hasta probar su inocencia


La ciudadana francesa Florence Cassez, condenada a 60 años de cárcel por secuestro, dijo hoy desde una cárcel mexicana que utilizará todos los medios jurídicos, dentro y fuera de México, para probar que nunca cometió los delitos que le imputan. "No descansaré nunca (...) Voy paso a paso (...) Hoy es un amparo, mañana cortes internacionales", declaró Cassez en entrevista con Efe en el Centro Femenino de Readaptación Social de Tepepan, en el sur de la capital mexicana, donde purga su condena. El caso de Florence, detenida junto a su novio Israel Vallarta en 2005 acusada de participar en varios secuestros y de pertenecer a la banda "Los Zodiaco", ha tensado las relaciones entre México y Francia, donde su presidente, Nicolás Sarkozy, reclama su repatriación para que cumpla condena en ese país. Por su parte, el presidente mexicano, Felipe Calderón, se ha opuesto a que la joven purgue su pena en Francia, ya que a pesar de que el país galo ratificó la Convención de Estrasburgo se reserva el derecho a reducir las penas.
Mientras tanto, Cassez lleva ya cuatro años y medio tras las rejas pero no está hundida. Trata de sobrellevar las malas rachas y estar activa todos los días. Hace collares, pinta, habla con sus compañeras como una más y confiesa que a todas les otorga el beneficio de la duda.
"No me permití nunca tener prejuicios por el delito que tienen. ¡Veme a mí!", explica, convencida de que en México la justicia no está al alcance de todos y que en la cultura del país no es común "hablar, mover, gritar desde la cárcel", como ha hecho ella.
Natural de Béthune (Francia), una ciudad normanda donde nació hace 35 años, Cassez cree que su situación es otra más de las condenas injustas que se dan una y otra vez en México.
"Mi caso representa a muchos", explica.
Conoce a la perfección el de Jacinta Francisco, una indígena otomí arrestada en Querétaro, quien quedó libre en septiembre de 2009 después de pasar tres años tras las rejas al ser condenada a 21 por el secuestro de seis policías. Otras dos indígenas acusadas del mismo delito salieron poco después de prisión por las irregularidades del caso.
En la cárcel lo que prima es la ley del silencio y las que, como ella, se dicen inocentes abiertamente son la excepción, explica la ciudadana francesa.
"Todas las que se callan es porque están amenazadas", afirma una Cassez que presiente que muchas de sus compañeras no alzan la voz porque "no creen que alguien las va a tomar en serio".
Además del apoyo de Sarkozy, respaldan a Cassez los abogados Frank Berton, desde Francia, y el penalista mexicano Agustín Acosta.
Uno de los mayores vicios del caso es que cuando policías federales la detuvieron junto a su ex novio, el 8 de diciembre de 2005, no le leyeron sus derechos ni la presentaron ante el juez, dice Cassez.
Se la llevaron a la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (Siedo) y al día siguiente la trasladaron al rancho "Las Chinitas", propiedad de Vallarta, donde fueron convocados periodistas de dos televisiones del país para filmar un simulacro de una operación antisecuestro contra la banda de "Los Zodiaco", señala.
Florence negó su participación en todo ante las cámaras pero siente que desde ese día su suerte estuvo echada.
Aquel montaje televisivo-policial pervirtió el proceso legal que vino después, donde hay testimonios arrancados por tortura a quienes la incriminan y declaraciones falseadas por los testigos Ezequiel Elizalde y Cristina Ríos Valladares, afirma la francesa.
En los dos primeros años, un primer abogado de Cassez, Horacio García, le prometió que, si se callaba y no salía a denunciar públicamente lo que le había ocurrido, sería absuelta, algo que no sucedió.
Tal estrategia fracasó ya que en primera instancia fue condenada a 96 años y, tras apelar, quedó sentenciada a 60.
Poco consuelo para Cassez, quien en la cárcel afirma haber "ganado mucho, como persona, como ser humano, como mujer (...) Soy mucho más sensible a todo".
Ahora está decidida a luchar por revertir la condena. "Me dieron poder al hacerme tan famosa (...) Lo estoy usando para defenderme", concluye Cassez.

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