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CAUSA ABIERTA

Caos y toque de queda: el asalto al bastión de los "camisas rojas" desata ataques y saqueos en Tailandia

Caos y toque de queda: el asalto al bastión de los "camisas rojas" desata ataques y saqueos en Tailandia

El Gobierno de Tailandia declaró hoy el toque de queda en Bangkok y otras 21 provincias después de que las tropas asaltaran el bastión de los "camisas rojas" en el corazón comercial, y grupos de seguidores atacaran e incendiaran edificios en la capital y en varias provincias del país. Al menos cinco personas, entre ellas un reportero italiano, murió y unas 50 resultaron heridas durante los tiroteos librados por los manifestantes y soldados, que apoyados por blindados penetraron por todos los flancos en la zona ocupada desde hacía casi seis semanas.
Otras dos personas perdieron la vida en los disturbios que estallaron en varias provincias del noreste del país, donde los "camisas rojas" atacaron edificios oficiales en represalia.
A las tropas les costó poco esfuerzo derribar y sobrepasar las barricadas de neumáticos y las empalizadas hechas de cañas de bambú, que los "camisas rojas" rociaron previamente con combustible para quemarlas al paso de los soldados.
El cadáver de un miembro de la fuerza paramilitar del frente rojo fue encontrado por los soldados al lado de su pistola, y a pocos metros los soldados hallaron el de un manifestante con un tiro en el pecho.
Después de avanzar unos cientos de metros por diferentes calles sin encontrar casi resistencia, las tropas se detuvieron a escasa distancia del epicentro del campamento, en el que según estimaciones había en aquellos momentos unos 3.000 manifestantes, entre ellos muchas mujeres y personas mayores.
Cerca, paramilitares del frente rojo, algunos de ellos con armas de fuego se entregaron y fueron detenidos, mientras los soldados estrechaban el cerco para evitar que los cabecillas escapasen aprovechando el caos en algunas áreas del campamento.
Con los líderes y manifestantes acorralados, el Gobierno tailandés anunció en un mensaje televisado, que la operación militar había sido un "éxito".
Acto seguido y siete horas después de que las tropas entraran en la fortaleza, los cabecillas de la protesta anunciaban su rendición y pedían a sus seguidores por la megafonía del campamento, que se marcharan.
"Vosotros sabéis que nunca os abandonaré pero ha llegado el momento de evitar más muertes, porque es a nuestros camisas rojas a quienes están matando", dijo Jatuporn Promphan, el cabecilla del ala del frente rojo antes de descender del escenario montado en el epicentro de la zona ocupada.
Unos minutos después, Promphan y otros líderes del frente fueron escoltados por agentes de la Policía hacia el cuartel general de la institución, situado a escasa distancia.
La reacción al asalto no tardó en producirse.
En las afueras de Bangkok, unos cientos de partidarios del frente antigubernamental asaltaron y tomaron el control de la instalación de Thaicom, que bloquea por orden del Gobierno la señal por satélite a la cadena de televisión PTV de los "camisas rojas".
La violencia se extendió rápidamente por provincias del noreste del país, bastión del movimiento de los "camisas rojas" que guía y financia el ex mandatario Thaksin Shinawatra, exiliado en Dubai a raíz de que fuera condenado en rebeldía a dos años de cárcel por un delito de corrupción cometido antes del golpe de estado que le desalojó del poder en 2006.
Grupos bien organizados y formados por miles de encolerizados "camisas rojas", atacaron en incendiaron los ayuntamientos de las ciudades de Udon Thani, Khon Kaen, Ubon Ratchatani, Mudhakan y también el de la turística Chiang Mai, que como en el resto está vigor el estado de excepción.
En Bangkok, grupos incontrolados incendiaron el edificio de la Bolsa de Valores, saquearon comercios y grandes almacenes situados en el centro, y en al menos en otras 14 áreas de la urbe, en la que habitan unos 12 millones de personas.
En respuesta, el Gobierno declaró el toque de queda en Bangkok, desde las 20.00 hora local (13.00 GMT) hasta las 06.00 (23.00 GMT) del día siguiente.
El anuncio de la medida provocó que las empresas cerraran y decenas de miles de ciudadanos hicieran acopio de alimentos en los supermercados y comercios que permanecían todavía abiertos en áreas de la metrópoli a las que no había llegado la violencia.

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