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CAUSA ABIERTA

"Tour sísmico" muestra Chile desde el mar

"Tour sísmico" muestra Chile desde el mar

Durante años recorrieron la bahía de Talcahuano mostrando a los visitantes las instalaciones de la Armada y el astillero más importante de Chile, pero tras el terremoto y tsunami del 27 de febrero tres lanchas modificaron su recorrido y empezaron a ofrecer un particular "tour sísmico".
Se trata de las naves "La foca", "La perla" y "La chilota", cuyos capitanes decidieron mostrar desde el mar cómo quedó esta ciudad ubicada a 521 kilómetros al sur de Santiago, y que resultó arrasada por las olas gigantes que siguieron al sismo de 8,8 grados Richter.
¿El objetivo? Dar a conocer la real magnitud de la tragedia a más de un mes de que todo cambiara en este puerto industrial y militar, según le explicó a BBC Mundo Elías Arancibia, patrón de la lancha "La foca".
"La mitad de Chile no sabe las condiciones en que quedó Talcahuano, que el tráfico aún está cerrado, que en el centro la calle principal tiene más de 20 centímetros de lodo", expresó.
En unos 30 minutos de recorrido, quienes pagan el boleto de $1.500 (unos US$2,80) pueden apreciar embarcaciones que zozobraron a causa del maremoto u otras que quedaron sobre los muelles y avenidas, además de otros cambios que se registraron en la bahía.
El viaje empieza mostrando a lo lejos los devastadores efectos del maremoto en la Base Naval de la Armada y en los astilleros Asmar, pero aún así el recorrido debe modificarse cuando un bote zodiac con un funcionario militar le recuerda al capitán que en esa zona no se puede navegar.
El trayecto se acerca entonces hasta la isla Rocuant, donde aún se pueden observar decenas de contenedores que se encontraban en el puerto pesquero, y que inundan este sector costero al igual como en algún momento coparon las calles de la ciudad.
Pero quizás lo más imponente es ver la imagen del remolcador "Poderoso" —construido en 1911 y contemporáneo del célebre "Titanic"—, que se encontraba en Talcahuano como un museo flotante y hoy está volcado sin que se conozca cuán dañado quedó.
"El mar subió, la mitad se montó en el muelle y la otra quedó en el agua, y se dio una vuelta de campana. Compañero del 'Titanic' de esa época no hay a nivel mundial, por eso es una joya que valía su peso en oro", relató el patrón de "La foca".
Finalmente se pueden observar decenas de lanchas y barcos que hoy están de regreso en el mar, tras pasar casi un mes "estacionados" en la costanera de la ciudad luego que el tsunami los dejara ahí como muestra de lo que ocurrió el 27 de febrero.
Las reacciones fueron diversas cuando los habitantes de Talcahuano vieron que entre las ruinas empezaron a circular nuevamente las lanchas de pasajeros con sus coloridas banderillas.
"No me parece, es como si se estuvieran riendo de nosotros y de nuestra desgracia, y se están llenando los bolsillos con lo que le pasó a la ciudad. No sé cómo en la gobernación le dan el zarpe", le dijo a la BBC Luis Inostroza, cuidador de barcos del sector portuario.
Opiniones como ésta se multiplicaron entre muchos habitantes de la ciudad, que acusaron a los lancheros de sacar provecho económico aprovechándose del morbo.
Sin embargo, Elías Arancibia defiende una actividad que realiza hace 15 años.
"Yo lamentablemente necesito trabajar. Muestro con mucho dolor todo lo que hay que ver, pero es la realidad, y no puedo decirle a la gente que no mire. Los barcos ya empezaron a pescar, ¿y por qué yo no voy a poder seguir haciendo paseos? Además, en estas dos embarcaciones trabajan conmigo 10 personas el fin de semana", manifestó.
Las posturas se contraponen, ya que quienes hacen la travesía consideran que es algo necesario y no estiman que haya morbo en este paseo.
"No había venido a Talcahuano, pero ahora con lo que vi en la lancha… Más o menos me lo imaginaba, pero creo que es bueno este viaje para que la gente vea cómo pasó, porque muchos no creen que fue tanto. Talcahuano desapareció", le expresó a BBC Mundo Patricia Ramírez, residente en Concepción.
Los paseos en lancha volvieron para quedarse en un Talcahuano intenta volver a la normalidad. Los trabajos de limpieza se multiplican e intensifican, aunque basta un paseo por las inmediaciones de la llamada "zona cero" para advertir que la tarea recién empieza.

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