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CAUSA ABIERTA

Europa sacará de los pelos a Grecia

Europa sacará de los pelos a Grecia

Europa aprobó el jueves un plan de ayuda a la endeudada Grecia, que incluye por primera vez la implicación del FMI en la crisis de un país de la Eurozona, como pedía Alemania, que además hizo prometer a sus socios que se endurecerá la política sobre disciplina presupuestaria. El plan, consensuado previamente por Francia y Alemania, obtuvo luz verde de los 16 países de la Eurozona al margen de una cumbre de la Unión Europea (UE) en Bruselas, en la que acordaron activarlo únicamente como "último recurso".
Su aprobación está llamada no obstante a tranquilizar a los mercados, que en los últimos días mostraron su nerviosismo en cuanto a la estabilidad de la zona euro, haciendo caer a la moneda única por debajo de 1,33 dólares por primera vez en más de diez meses.
Tras semanas de arduas negociaciones, la Eurozona aprobó un plan basado en la creación de un marco europeo de préstamos bilaterales, complementado con una ayuda "sustantiva" del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Europa "nunca abandonará a Grecia", prometió el presidente de la UE, Herman Van Rompuy, afirmando que con este acuerdo se envía un "mensaje político fuerte" destinado a "calmar los temores de quienes poseen títulos griegos", mientras que el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, declaró que Europa "resolvió los problemas en el interior de la familia".
De su lado, el primer ministro griego, Giorgos Papandreu, calificó la decisión de "muy satisfactoria".
En caso de extrema necesidad, es decir, si corre peligro la estabilidad financiera de la zona euro, los países miembros están dispuestos a prestar, sobre una base voluntaria, dinero de forma bilateral a Grecia, conforme a su aportación al capital del Banco Central Europeo (BCE), según el documento acordado.
La fórmula responde a las exigencias de la jefa del Gobierno alemán, Angela Merkel, que la semana pasada enterró un proyecto de ayuda puramente europeo contando con el respaldo de su opinión pública, hostil a cargar con la crisis de las finanzas griegas.
La intervención del FMI sería una primicia en la historia de la Eurozona, creada en 1999, puesto que si bien ha ayudado a países de la UE como Hungría, nunca ha participado en el rescate de un miembro del espacio monetario único.
Si bien España, Francia e Italia se mostraron en un principio reacios a aceptar esa posibilidad al estimar que minaría la credibilidad del euro, la insistencia de Alemania, principal economía europea, les obligó a ceder.
Atenas se enfrenta a una deuda cercana a los 300.000 millones de euros, con un déficit público que alcanzó el 12,7% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2009, muy por encima del 3% autorizado por Bruselas.
Alemania arrancó además de sus socios la promesa de "fortalecer" la política de la UE sobre la disciplina presupuestaria, con el objetivo de "garantizar la sostenibilidad fiscal" de la Eurozona.
Merkel dejó claro en los días previos que cualquier acuerdo para Grecia debería ir acompañado de un compromiso para reforzar las medidas contra los países considerados laxistas, incluido sanciones, como una eventual expulsión de la zona euro.
El plan "es un paso mayor que nos obliga también a repensar nuestros mecanismos de vigilancia económica y presupuestaria para que este tipo de crisis no vuelva a repetirse", reconoció por su parte el presidente francés, Nicolas Sarkozy.
Por su parte, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, se declaró "satisfecho" de que "los líderes hayan podido encontrar una solución para tomar una acción" para ayudar a Grecia.
Además de las preocupaciones sobre la solvencia de las arcas griegas, los riesgos de contagio de la Eurozona son cada vez más palpables, según los analistas.
La agencia Fitch rebajó esta semana la nota de la deuda a largo plazo de Portugal y los temores se ciernen igualmente sobre España e Irlanda, que también se enfrentan a déficits públicos colosales, como consecuencia de los masivos planes de rescate que adoptaron durante la crisis económica mundial.
De todos modos, Van Rompuy abogó por "comparar lo comparable", asegurando que estos casos son "totalmente diferentes" al griego.

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