Larvas de moscas y escarabajos ahora son testigos clave para resolver los crímenes
La ciudad de Bogotá es pionera en tener su propio laboratorio de entomología forense, una especialidad dominada por pocos en el país. Así, insectos sirven como evidencia legal para la resolución de casos gracias a que son los animales que primero llegan a un cuerpo en descomposición para poner sus huevos. A través de estos se puede estimar el tiempo de muerte de una persona, inferir el traslado de un muerto o incluso si la persona murió por intoxicación porque la evidencia aparecerá en el cuerpo vivo del insecto. "Esto es vital teniendo en cuenta los altos índices de criminalidad en Bogota", cuenta Ginna Paola Camacho Cortés, experta en entomología del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, quien se sumerge por horas en su microscopio para resolver casos de este talante examinando larvas de moscas y cucarrones (escarabajos). Pero lo más novedoso en el caso de Bogotá, fuera del equipo de expertos que trabajan en Medicina Legal, es que estos han consolidado toda una colección de especies propias de la ciudad para resolver crímenes urbanos. "La investigación comenzó de forma precaria en 1999, pero hemos avanzado mucho sobre todo porque el Código de Procedimiento Penal dice que todo lo que sirve de material probatorio es útil", dice Camacho.
En el 2006 ya había un laboratorio oficial de entomología forense y ahí comenzaron los avances para el caso de Bogotá.
"Investigamos las especies y sus alrededores, luego las criamos y finalmente supimos cuáles estaban asociadas a cada localidad", contó la experta.
El grupo descubrió que estas cambiaban según la zona por la variedad de micro climas y temperaturas que hay en Bogotá. "Dividimos la ciudad en zonas de vida. Por ejemplo, no toda Suba es igual. La diversidad es muy amplia. Podríamos saber si el cuerpo se trasladó de una localidad a otra o de una ciudad lejana a Bogotá".
Los resultados se comienzan a ver. En tres casos importantes las pruebas entomológicas sirvieron para refutar el tiempo de muerte. "En 2009 contamos con 140 casos resueltos y cada vez son más los fiscales que piden esta prueba", dijo Camacho. Por eso la policía judicial y funcionarios de Medicina Legal son aprovisionados e instruidos para utilizar un kit especializado para recoger estas muestras.
A largo plazo, este grupo de expertas 'de película', conformado por tres mujeres, espera ampliar el grupo de trabajo y hacer lo suyo, pero en todo el país. "Estamos en camino de tener un buen grupo de expertos en entomología forense", concluyó Camacho.
¿Qué es entomología forense?
La entomología forense es el estudio de los insectos asociados a un cuerpo muerto para determinar el tiempo transcurrido desde su muerte.
El llamado intervalo postmortem sirve para confirmar o refutar la coartada de un sospechoso y para ayudar en la identificación de los N.N, enfocando la investigación dentro de un marco correcto de tiempo, información vital en la investigación de un homicidio.
En general, el tiempo transcurrido desde la muerte es determinado por el análisis de los restos a través de observaciones y pruebas químicas, así como de los insectos que se incuban allí.
En Colombia hay varias universidades que investigan sobre la especialidad, como la Manuela Beltran y El Rosario.
Así se utilizan los insectos
Un cuerpo humano en estado de descomposición y casi absorbido por la naturaleza yace en un abandonado paraje de la localidad de San Cristóbal, en el sur de Bogotá.
Los policías judiciales que arriban al lugar saben que para estimar el intervalo post mortem o el tiempo de muerte deben iniciar con la recolección de larvas de moscas que reposaban sobre el cadáver.
Preparados para superar estas imágenes, los expertos comienzan a guardarlas en frascos debidamente rotulados y custodiados.
Luego, proceden a informarse de la temperatura ambiente de la localidad para, con similares condiciones de temperatura y humedad, hacerle un seguimiento al ciclo de vida de las moscas en un laboratorio.
Otras evidencias se recolectaron también durante la necropsia. De hecho, se extrajo una parte del hígado de la fatal víctima para que las larvas se alimentaran y alcanzaran su estado de madurez.
Ya adultos se podía clasificar a los insectos según su especie, con base en una colección existente en Bogotá.
Al final, llega el momento de cruzar datos: origen geográfico de las larvas, curvas de crecimiento y fenómenos cadavéricos establecidos por el patólogo. El proceso puede durar hasta 40 días.
Atar cabos
Por fin había resultados. Se trataba de una especie de mosca atraída por heces humanas, encontrada en las localidades de Bosa, Chapinero, Ciudad Bolívar, Engativá, Fontibón, Kennedy, Rafael Uribe, San Cristóbal, Santa fe, Suba, Sumapaz, Teusaquillo, Tunjuelito y Usaquén.
Por el nivel de crecimiento de las larvas encontradas se pudo concluir que la víctima llevaba entre 21 y 34 días de muerta. Ya había bases para una investigación. . (El Tiempo)
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EDISSON CERON -