Uruguay va a elegir alcaldes y en Colombia quieren echarlos
A diferencia de muchas ciudades, Bogotá cuenta con una figura diseñada para mejorar la calidad de vida de la gente. Pero la verdad llegó la hora de replantearla. Se trata de los alcaldes locales, 'pequeños gerentes' en cada una de las 20 localidades de la capital del país que, en la mayoría de las ocasiones, lucen muy lejanos para la gente.
¿O acaso ha participado de una reunión con su alcalde local para debatir sobre el ruido que ocasiona su vecino o sobre los atracos a los buses que circulan por su sector? ¿O acaso sabe su nombre, su filiación política y los resultados que muestra hasta el momento?
Apuesto a que no. Y lo grave es que estos funcionarios administran millonarios recursos públicos y tienen en sus manos misiones puntuales que afectan directamente el bienestar del ciudadano. También preocupa saber que algunos de ellos terminan investigados por los órganos de control y destituidos por malos manejos.
La figura de los alcaldes locales es necesaria para descentralizar el poder central, dirigir y ejecutar los recursos de manera más puntual, allí donde realmente se necesita, pero el esquema que opera en Bogotá ha sufrido un desgaste, infortunadamente.
Recuerdo que, en su momento, el alcalde Lucho Garzón se la jugó por nombrar a solo mujeres en estos cargos, en un golpe de opinión para demostrar que ellas sí podían gobernar.
Pero más allá de ese efecto mediático, no recordamos una gran obra de una de las alcaldesas locales de la época, salvo la de Angélica Lozano, que dirigió Chapinero, puso control al desorden de la rumba y defendió la reserva forestal por encima de los intereses de los grandes constructores. Lozano dio la cara.
Ahora, se anuncia que en estos días los 20 alcaldes locales bajo la administración de Samuel Moreno harán un balance de su gestión. Qué bueno sería llenar todos esos escenarios para comprobar si realmente han avanzado en la ejecución de sus programas y conocer qué tan eficaces son. Tristemente, sería oportuno que los vecinos asistieran a esas invitaciones, por lo menos, para conocer a esos funcionarios.
No obstante, hay que aclarar que las tareas de estos mandatarios son muy difíciles de cumplir porque carecen de 'dientes', Es decir, las normas legales colombianas les impide avanzar hasta donde quisieran.
Cerrar un bar clandestino, por ejemplo, es un imposible para ellos, porque cuando ponen el primer sello, el establecimiento cambia su razón social y el proceso debe comenzar, en un círculo vicioso que los deja maniatados.
Por eso, es crucial darles más herramientas jurídicas y escogerlos, de paso, por elección popular, así tengamos que esperar una semana para saber los resultados de las elecciones.
Hoy los alcaldes locales son nombrados por el Alcalde Mayor, de una terna que envía la JAL, una corporación prácticamente desconocida para casi todos. ¿O acaso se sabe el nombre de los ediles de su localidad?
Un alcalde local bien 'armado', eficiente y que rinde cuentas de lo que hace sería otra cosa. Lo de hoy, realmente, ni truena ni suena. (Informe de El Tiempo de Colombia)
1 comentario
walter foral liebsch -
Walter Foral Liebsch
Chileno en Austria desde 1995