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CAUSA ABIERTA

El arte del piropo muere en Chile por la decadencia de vocabulario

El arte del piropo muere en Chile por la decadencia de vocabulario

A qué mujer no le gusta recibir un cumplido que la hace sentir vigente, no invisible y hasta más atractiva de lo que pensaba. Que mejor que escuchar “si parpadeo me pierdo un instante de tu belleza”, cuando uno tiene la autoestima en el suelo. Sin embargo, ya casi no existen estos verdaderos poetas populares, debido a una incómoda vulgaridad y una escasez de vocabulario que amenaza con derribar toda galantería en el arte de piropear.
El piropo, lisonja o requiebro es cosa del pasado, según muchos. Ahora es un milagro escuchar “mi linda, usted no será la Virgen María, pero está llena de gracia” y es común encontrarse con un “mijita rica”, “guachita” o sonidos y frases irreproducibles, además de miradas que intimidan hasta a la más valiente.
Así lo han expresado conocedores del tema y mujeres que ven como muchas veces de estas expresiones ya no son lo mismo de antes: el piropo como “una galantería espontánea, oportuna, no dicha a destiempo y que sea ingeniosa, amable, comedida, porque el propósito del piropo es halagar a otra persona”, explica el periodista Héctor Velis-Meza.
Según Patricio Bobadilla, ingeniero en prevención de riesgos y ganador del título “El señor de los piropos” en 2008-gracias a la lisonja “He visto caídas de andamio y da mucha pena, y usted ‘mi linda’ cayó del cielo y esta re güena”-señala que las mujeres les gusta que de vez en cuando les tiren un piropo.
Como expresó en una entrevista, a su juicio, “las mujeres igual se sienten bien cuando las piropean, aunque después digan que no. Un buen cumplido no le viene mal a nadie, sin duda, y “por mucho que algunas pasen como si no hubieran escuchado nada o pongan mala cara igual sonríen cuando escuchan algo bonito, eso sí siempre que no sea vulgar”, aclara.
No obstante allí es donde justamente está el “pero” del tema que ha llevado a profesionales como el sociólogo Rodrigo Larraín, quien ha estudiado especialmente las relaciones entre un hombre y una mujer, a generar un juicio demoledor sobre la actual calidad del piropo chileno. “Hoy en día los piropos chilenos son expresiones mucho menos artísticas y estéticas, donde hay una actitud de agresión y una alta connotación sexual”, afirma.
Claramente algo pasó que el arte que un día se cultivó de forma noble, ya casi se desvirtuó de su significado original y frases con calidad literaria como “Vivir en tu mano y morir a tus pies”, “Qué estaría haciendo Dios que se están escapando los ángeles del cielo” han dado paso a “nuevas formas” que causan mucho desagrado a la mayoría de las mujeres.
Ahora es común encontrarse con palabras sueltas con contenido vulgar, muy carentes de delicadeza o con sonidos que se asemejan a ruidos “típicos de animales como los monos, palomas o pájaros, en general, que usan para seducir”, asevera Velis-Meza. Y también están las miradas fijas y profundas que parecieran ver lo que está bajo la ropa, ¿o no?
Todo dice que la galantería, el romanticismo y la seducción ya casi no rigen los piropos chilenos. Ahora la vulgaridad parecer haberse instalado en el supuesto acto de piropear, que es catalogado por muchos como una expresión del machismo imperante, o también considerado como una especie de captura y hostigamiento rutinario violento sobre el cuerpo femenino.
Alison Delplace, una irlandesa que vive hace 4 años en Chile, puede dar fe de cómo en Chile la sutileza ya no forma parte de los “cumplidos”.
“En Irlanda no pasaba nada. A lo más te dicen “hola”. Pero aquí en Chile pasa mucho más y no me gusta, siento que es algo como oportunista. Hace unos años cuando era estudiante de intercambio, vivíamos con un grupo de extranjeras en Ñuñoa frente a una construcción y fue horrible. Tuvimos que pedirle al encargado de la casa que fuera a la obra a hablar con los jefes”, cuenta.
Estos trabajadores de la construcción como muchos otros, siempre dejan reservado tiempo para admirar las virtudes de una mujer, pero como se ha reiterado, ya no es lo mismo. Ellos “los representantes del chileno piropeador por excelencia” se han convertido en elementos mitológicos “que viven de famas pasadas”, sentencia Velis-Meza.
Pero, tanto como la vulgarización de los piropos al estilo chileno, también está presente otro elemento que a juicio de ambos expertos ha originado esta decadencia: la disminución del desarrollo de la expresividad oral que se explica por la baja lectoría que origina, a su vez, un deterioro en la educación.
“Lo que falta es lectura, lenguaje. Si uno se mueve con 15.000 o 20.000 palabras, claro que se le va a ocurrir una cosa más ingeniosa, pero en Chile se usa un promedio de apenas 800 palabras. Eso te puede explicar muchas cosas”, indica Velis-Meza.
La misma idea también es expresada por Larraín: “El problema de las relaciones en Chile es que no hay vocabulario compartido. Por eso, los flaites dicen “mi reina” porque no tienen conceptos ni palabras modernas para referirse a una mujer joven. El fin del piropo estético es simplemente un reemplazo por una expresión soez que tiene que ver con nuestra pérdida de expresividad verbal. La reducción del vocabulario significa el fin del piropo, sin duda, y por eso el tipo que tiene “buen toyo” es exitoso”, estima.
Esta es la actual realidad del piropo, para descrédito de los piropeadores y lamento de muchas mujeres, que añoran una frase levantadora de ánimos. Su decadencia ha llegado para muchos de forma irremediable y la crisis comunicacional de los chilenos es la principal culpable. ¿Será tan así? (Emol)

 
    

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