La desolación sigue presente en los pueblos afectados por el terremoto en Chile
Mitzi y Ricardo, vecinos de la localidad costera de Lota, ubicada en el Gran Concepción (Chile), comenzaron hoy a retirar del patio de su casa los escombros que en la madrugada del sábado terminaron con la vida de sus dos hijas, de nueve y catorce años. Las pequeñas salieron corriendo cuando sintieron el temblor, con tan mala suerte de que una pared se les cayó encima sin que su familia tuviera tiempo de evitarlo, explica desconsolado el abuelo de las pequeñas Mitzi Carolina y Carmen Paulina. "Las empezamos a buscar, no las encontrábamos hasta que las vimos todas reventadas aquí debajo. Tuvimos que sacar a las chicas, llevarlas a la calle y tenerlas ahí sin saber qué hacer", añade mientras señala el lugar de la catástrofe.
Mitzi, la madre, conserva la entereza porque sabe que sus niñas "están en el cielo", ya que a pesar de la tragedia han podido velarlas en una ceremonia religiosa, lo que para ellos ha supuesto "una tremenda consolación".
"Esta pérdida de mis niñas es terrible. Eran muy especiales. Mi nena la menor tenía pánico a esto y salió corriendo de la casa, y la mayor en un gesto muy solidario la siguió. Siempre estuvieron juntas y no podía irse una sola sin la otra", explica mientras sostiene dos imágenes recientes de sus hijas.
A su lado, Ricardo Monsalve insiste en que ahora lo que tienen que hacer es seguir adelante y empezar a pensar en la reconstrucción de un barrio que se ha venido abajo, porque es consciente de que con la cantidad de lugares afectados la ayuda va a tardar en llegar.
Frente a su casa y en muchos barrios de la localidad, los vecinos siguen durmiendo en tiendas de campaña porque sus casas han quedado inhabitables.
Como en toda la zona, los saqueos no han cesado desde el domingo, fruto de la psicosis colectiva que ha generado el temor al desabastecimiento.
En la vecina localidad de Coronel, un supermercado previamente saqueado ha quedado totalmente calcinado por un incendio intencionado similar a los que durante la jornada de este lunes se sucedieron en la provincia de Concepción, cuando ya no quedaba nada por robar.
Aunque la mayoría de las familias esperan resignadas la llegada de agua, alimentos y ayuda para comenzar a reconstruir sus hogares, cada vez son más los que han preferido echarse a la carretera con la esperanza de salir de la pesadilla en la que se ha convertido su vida.
El terremoto del sábado, de 8,8 grados Richter que sacudió el centro y sur de Chile en la madrugada del sábado pasado, causó hasta ahora 723 muertos y dos millones de damnificados, según los informes oficiales más recientes.
Las autoridades militares dijeron hoy que el toque de queda impuesto en Concepción para frenar los saqueos y desmanes ocurridos tras el terremoto, se extenderá por dieciocho horas continuas.
La decisión no obedece a nuevos desmanes, sino para proteger la ayuda alimenticia para los damnificados que ya llegó a la zona y su distribución, que será "casa por casa", dijo a los periodistas el general Guillermo Ramírez, jefe de la zona en estado de catástrofe en la región del Bíobío.
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