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CAUSA ABIERTA

El niño que prestaba su bicicleta para que todos aprendieran a andar en el pueblo hoy es el presidente

El niño que prestaba su bicicleta para que todos aprendieran a andar en el pueblo hoy es el presidente

Era el dueño de la única bicicleta que por aquel entonces, hace más de sesenta años, había en la zona rural de Colonia Estrella. Sin barrios de viñas ni casas estilo americano, las pequeñas construcciones que se desparramaban alrededor de la capilla San Roque albergaban a decenas de inmigrantes italianos que llenaron de chacras familiares toda esa zona.
Desde esos predios donde salía toda la verdura y la fruta para abastecer a todo el oeste del departamento, ahora se levantan modernas construcciones tipo americano, en las que predomina la piedra y el lapacho en medio de grandes parques verdes.
Los años no han cambiado la tranquilidad del lugar y en la esquina del viejo restaurante Correa, donde se encuentra la Bodega Cordano, todavía se encuentra el viejo cuestabajo de piedra colorada por donde los pocos chiquilines de la zona aprendían a andar en la bicicleta del joven José Mujica "la de porrazos que nos dábamos", recuerda con cariño Carlos Barissoni señalando la pendiente natural de la calle. En la esquina de la ruta que lleva a la capilla San Roque, en ese cruce de caminos, el niño José Mujica Cordano, que este lunes recibirá en su pecho la banda como Presidente electo de todos los uruguayos, vivió sus vacaciones rodeado de una numerosa familia materna. El ambiente de alegría que caracterizó a las familias de origen italiano, los grandes caseríos y el espacioso territorio donde correr y disfrutar a sus anchas, lo hacían el lugar ideal para sus vacaciones veraniegas. Sus tías solteras y los tíos Angelito y Lulo eran cariñosos y siempre lo atendían con afecto. A su mamá Lucila le costaba encontrarlo a la hora de comer, mientras su padre compartía largas charlas con los tíos maternos. Gilberto Correa tiene seis años más y nunca se hubiera imaginado que aquel muchacho con el que compartía los veranos caminando por los montes que rodeaban Colonia Estrella, iba a asumir como primer mandatario "era bastante inquieto, tenía un espíritu movedizo. Pasábamos caminando por los campos y jugando a la pelota", cuenta señalando una cancha de fútbol que se ubicaba por la calle de la capilla. A una cuadra de esa capilla, la niñez y adolescencia de José Mujica transcurría plácidamente en los meses de verano "era el dueño de la única bicicleta que había en la zona, pero era muy generoso y entonces todos aprendimos a andar en ella, porque él se la prestaba a todos. Yo me tiraba desde la entrada de la casa de mis abuelos y aterrizaba acá, frente a la bodega, justo en esta esquina", cuenta Carlos Barissoni, señalando el camino que se diferencia de aquel por una tímida capa de piedra colorada. En aquellos años, el único medio de movilidad para los muchachos era el caballo, con el que iban y volvían de la escuela o hacían alguna tarea que mandaban los mayores "y alguna carrerita también corríamos", recuerdan.
Barissoni recuerda que ya de chico los padres lo mandaron al pueblo "yo me fui a los once de acá pero él siguió viniendo en las vacaciones"; acá había mucha quinta. Era la época de jugar al truco durante horas en los boliches y apostar fuerte en las carreras de caballos, pencas y desafíos eran habituales con caballos comunes y corrientes cuenta Barissoni. "Pasábamos jugando a la pelota pero no éramos muchos gurises en la vuelta", "y tampoco podíamos andar entre los grandes" acota Correa, "en aquella época no se escuchaba la conversación de los mayores. Con una mirada bastaba para entender que había que irse", dijo. Los Cordano eran la familia más pudiente de la zona, ya que la bodega que explotaba su abuelo les permitía una mejor posición. Pero allí, en esa zona se conocían todos, compartían alegrías y tristezas "éramos todos conocidos y nos ayudábamos en las buenas y en las malas", recuerdan.Tenía un tío, Juan Cordano que era soltero, todos los días jugaba al 3-7, un juego de cartas muy famoso en aquella época que se juega con cartas españolas, y se trenzaba mano a mano todos los días en el boliche cruzando la calle; "era un hombre que era muy buen negociante, recorría los boliches haciendo negocio en un caballo oscuro, compraba animales, máquinas, herramientas". (La República)

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