41 muertos y 76 heridos al derrumbarse mezquita en Marruecos
El número de muertos por el derrumbe del minarete de la mezquita de Bab el Berdiyine, en la medina de Mequínez, asciende ya a 41, según señalaron fuentes médicas, y otras 76 personas siguen ingresados. Las fuentes explicaron que 37 de los cadáveres han sido trasladados al depósito del hospital Mohamed V de Mequínez, y otro está en el hospital militar de la misma ciudad.
Las labores de rescate han sido interrumpidas para dar paso a las excavadoras, como pudo constatar Efe, lo que los equipos de voluntarios presentes han interpretado como la señal de que ya no hay esperanzas de encontrar a más supervivientes.
Apenas queda en pie la mitad del templo y cientos de personas se agolpan a la entrada de la zona acordonada por las fuerzas de seguridad con la esperanza de recibir alguna noticia sobre sus familiares.
En el barrio de Bab El Berdiyine, uno de los más antiguos de la medina, la desolación ha invadido la mayoría de los hogares, como señaló Jalil Buhid, quien explicó que, sólo en su calle, vivían 16 de las personas que han perdido la vida, entre ellos dos tíos suyos.
El mismo Buhid salvó su vida por escasos segundos, ya que en el momento del derrumbe se disponía a entrar en el templo.
"Lo primero que vi tras el estruendo fue a mucha gente salir de la mezquita llena de sangre y desorientada", explicó.
El suceso tuvo lugar nada más comenzar la oración del mediodía del viernes, la más importante para los musulmanes, cuando había varios centenares de personas en su interior, cuyo número algunos testigos presenciales elevan hasta 500.
La caída del minarete derrumbó prácticamente la mitad de la mezquita, así como una carpintería y un negocio de ultramarinos situados junto al templo.
Hasta el momento se desconoce el motivo de la caída de la torre desde la que se llama a los fieles al rezo en esa mezquita, construida en el siglo XVIII, y que amenazaba ruina desde hace meses, según vecinos del barrio.
Mequínez ha sufrido en los últimos días un fuerte temporal de viento y lluvia que ha provocado más muertes en otros puntos del país, principalmente por el derrumbe de casas.
Varios testigos presenciales destacaron que el minarete de la mezquita se encontraba inclinado desde hace mucho tiempo, y que el templo necesitaba una profunda restauración que nunca fue llevada a cabo.
"La mezquita estaba en muy mal estado, todos lo sabíamos y ya nos habíamos quejado muchas veces", señaló Mustafa Hubai.
Los voluntarios en la operación de rescate, que portaban cubos llenos de escombros y excavaban con palas y picos, temen que la cifra definitiva de muertos sea aún mayor, y algunos la elevan hasta el medio centenar.
Uno de ellos, Hicham Azzani, un ex trabajador de la Media Luna Roja, explicó a EFE cómo él mismo intervino en el rescate de veinte cadáveres desde su llegada a la mezquita, tres horas después de la tragedia.
Los escasos medios materiales dificultaron aún más la búsqueda, que se hizo de forma voluntariosa pero un tanto desorganizada, bajo la presencia de cientos de militares y miembros de las Fuerzas Auxiliares marroquíes que se desplegaron en los alrededores.
El rey Mohamed VI de Marruecos, que envió a los ministros del Interior y de Asuntos Islámicos al lugar, ha anunciado que costeará personalmente los funerales por las víctimas del suceso.
Asimismo, también ha dado instrucciones para la reconstrucción inmediata de la mezquita, una de las joyas históricas de esta ciudad, antigua morada de los monarcas de Marruecos.
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