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CAUSA ABIERTA

El "lobo vestido de monje", Obama y los chinos

El "lobo vestido de monje", Obama y los chinos

El presidente estadounidense, Barack Obama, recibe este jueves al líder espiritual tibetano en el exilio, Dalai Lama, en una reunión que pese a ser privada y lejos de las cámaras reverberará al otro lado del mundo en China y pondrá a prueba la relación Washington-Pekín. China acusa al líder tibetano de separatismo y advirtió que tal encuentro pondrá en riesgo las ya tensas relaciones con Estados Unidos, minadas por riespideces en materia económica y política.
El Dalai Lama llegó el miércoles a Washington en el inicio de una visita de una semana de duración a un país donde goza de una fuerte popularidad.
El monje de 74 años arribó al Aeropuerto Internacional Dulles, en las afueras de Washington, y fue llevado bajo medidas de seguridad a un hotel del centro, donde recibió a un grupo de tibetanos que celebran el año nuevo, Losar.
El Dalai Lama, que vive en el exilio en India desde 1959, también se reunirá el jueves con la secretaria de Estado Hillary Clinton.
Además de la reunión con Obama, prevista el jueves por la mañana en la Sala de Mapas de la Casa Blanca y no en la oficina oval -donde la foto de un apretón de manos habría sido un motivo de ofensa adicional para Pekín- el Dalai Lama recibirá una medalla de la Fundación Nacional para la Democracia, financiada por el Congreso.
Tíbet es un territorio reivindicado por Pekín desde el siglo XIII y ocupado por el ejército chino en 1950.
Se espera que el líder tibetano y premio Nobel de la Paz hable con Obama sobre la situación en Tíbet, dijo el miércoles Lodi Gyari, el principal negociador en las discusiones con Pekín.
"Su santidad pedirá ayuda al presidente para lograr una solución al problema tibetano, que al mismo tiempo beneficie a los tibetanos y a los chinos", explicó.
El Dalai Lama fue ignorado por la Casa Blanca en octubre pasado en su anterior visita a Estados Unidos, en momentos en que Washington intentaba no ofender a China un mes antes de la gira de Obama por el país asiático.
Pero dicha concesión le valió al presidente un sinfín de críticas de parte de grupos defensores de los derechos humanos.
El portavoz del Dalai Lama, Tenzin Taklha, estimó el martes pasado que el encuentro con Obama será "una fuerte señal" para China, y mostrará que llegó la hora de resolver el problema de Tíbet.
Takhla desestimó las advertencias chinas, las que consideró "una rutina retórica".
Pekín se opone a cualquier reunión y reclama a Estados Unidos que revea su "errónea decisión" para "evitar más daño a las relaciones sino-estadounidenses".
Y últimamente esas relaciones ya se habían visto afectadas todavía más por la decisión de Estados Unidos de otorgar un paquete de armas por 6.400 millones de dólares a Taiwán, isla que China considera una provincia rebelde.
El portavoz de Clinton, Mark Toner, dijo a la prensa que su gobierno reconoce el malestar de China, pero dijo que Estados Unidos igualmente apoya el mantenimiento de una relación cooperativa con el gigante asiático.
"Es una relación compleja", dijo a la prensa. "Hay áreas en las que estamos de acuerdo; otras en las que no. Y continuaremos en búsqueda de esa relación en forma vigorosa".
El Dalai Lama ha declarado que acepta el gobierno de China en su tierra, como lo hacen casi todos los países del mundo incluyendo Estados Unidos. Pero China lo considera un "lobo vestido de monje" y lo acusa de alentar el separatismo.
Pese a todo China y representantes tibetanos mantuvieron conversaciones en enero, las primeras desde noviembre de 2008.
Leonard Leo, presidente de la Comisión estadounidense para la Libertad Religiosa, un panel que asesora al gobierno, espera que la reunión Obama-Dalai Lama abra el camino "al pensamiento creativo".
Y que sea el inicio de un intento por conciliar lo que dijo es la idea de China de mejorar el nivel de vida de los tibetanos y el reclamo de mayores libertades religiosas y protección a su cultura por parte del Dalai Lama y sus seguidores.

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