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CAUSA ABIERTA

Sobrevivir a un elefante de 5.000 kilos

Sobrevivir a un elefante de 5.000 kilos

Lo que pudo haber acabado en una tragedia quedó en un buen susto, o mejor dicho, en gajes del oficio. En el mundo del circo se dice y se cree que un ángel protege a todos sus trabajadores. Ayer, Alexia Casselly, de 43 años, y su hija Mary Lou, de 18, protagonizaron el milagro de ese espíritu celeste. Era en torno a la una de la tarde. Madre e hija daban fin a su número de equilibrismo y contorsionismo junto a sus cuatro elefantes en el Circo Mundial.
Era la sesión de la mañana, aunque no el último espectáculo del día. El recinto estaba a medio llenar. Unas mil personas miraban expectantes la impresionante exhibición. Alexia iba sentada en el colmillo izquierdo del gran animal, su hija, Mary Lou en el derecho. Cuando estaba a punto de finalizar la música, la elefante mayor, «Mambo», resbaló y perdió el equilibrio.
«La pista estaba mojada por el número de los payasos», explicó la joven. Las dos mujeres cayeron al suelo.El animal, de unos 5.000 kilos, para evitar su caída, pretendió apoyar los colmillos en el pavimento, con tan mala suerte de que uno de sus marfiles fue a parar a la pierna derecha de Alexia.
El público apenas se dio cuenta, según contó el director del circo, José María González, pero los compañeros sí. El pánico se apoderó de ellos, sobre todo de sus dos hijos y de su marido. «Si el colmillo llega a parar en otra parte del cuerpo, en el estómago por ejemplo, la mata», dijo uno de los trabajadores. A eso hay que añadir que el paquidermo porta siempre dos bolas de acero en la punta de sus colmillos. Si hubieran estado al raso, la herida hubiera tomado un cariz más grave.
Una unidad del Summa se desplazó inmediatamente hasta la avenida Monforte de Lemos, en La Vaguada (Fuencarral-El Pardo), donde se ubica el Circo Mundial. Se la trasladó al hospital de La Paz con pronóstico grave. Allí se comprobó que no tenía fractura. Según fuentes del hospital había una herida importante que fue suturada con éxito.
Por la tarde la operaron. Al cierre de esta edición, Alexia se encontraba en perfecto estado. «Ella decía: «Ya me voy para el circo»», dice el director, aunque, por ahora, dormirá, al menos, dos noches más en el hospital.
El primer gran susto
Ayer fue la primera vez que José María, director del circo desde 1976, sufría un percance tan aparatoso en sus instalaciones. También fue la primera vez que la familia Casselly tenía un accidente con sus animales. El cabeza de familia, René Casselly, es la sexta generación que se dedica a esta forma de vida.
Sin duda, trabajar con elefantes es complicado. A eso hay que sumar que los que actúan en el Circo Mundial proceden de África y son hembras, algo que dificulta su dominio. Pero René lleva con el paquidermo que ayer sufrió la caída 25 años. Lo cogió cuando tenía dos años y medía un metro y medio.
Desde entonces, «muy despacito», se ha encargado de hacerse con su control. «Primero hay centrarse en que coman a gusto contigo». Después, todo la ardua labor. Entre unas cosas y otras, desde que lo adoptó hasta que se vio el primer número en la pista pasaron dos años.
«Una vez hecho, cambiar de truco es fácil», contaba René restando importancia a su inversión de horas. Desde las seis de la mañana hasta, casi, la hora de dormir trabaja con sus elefantes y sus caballos, que también tienen un número en el circo.
Toda la familia de artistas entrena y ensaya todos los días. El matrimonio de René y Alexia y sus dos hijos, Mary Lou y René, de 13 años, viven casi permanentemente en su trailer «pull out» o desplegable de 40 metros cuadrados.
En diciembre llegaron por primera vez a España. En febrero volverán a asentarse por no más de tres meses en otra ciudad. Su vida la pasan viajando de país en país, sin pisar más terreno que el del recinto de las carpas. No conocen escuela más que la del circo. El pequeño es un magnífico equilibrista. El arte lo lleva en la sangre. En breve formará parte del espectáculo. Las piruetas que da encima de los elefantes dejan boquiabierto al espectador.
«Entrenar y entrenar»
La vida del circo tiene tres normas, como dice Carlos Moreno, un payaso: «Entrenar, entrenar y entrenar». La familia Casselly lo lleva a rajatabla. Tan sólo cuando termina la última función de la tarde se permiten un descanso para disfrutar de su tiempo libre.
Tanto esfuerzo merece la pena, ya que son considerados «los mejores domadores de elefantes del mundo». Y grandes profesionales porque frente a lo ocurrido, continuaron con su función. Hasta el 21 de febrero se les podrá ver en Madrid. ¡Hale hop! (ABC)

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