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CAUSA ABIERTA

Federer, siempre Federer

Federer, siempre Federer

Roger Federer se proclamó campeón del Open de Australia 2010 tras doblegar en la final a Andy Murray. El suizo, con un juego más práctico que brillante, se deshizo de uno de esos jugadores que se presenta como alternativa al trono mundial, pero al que aún le queda por madurar. Mientras, tendrá que seguir viendo como la excelencia de Basilea acumula cetros en su vitrina y récords en su historial. El suizo Roger Federer (1) se impuso al escocés Andy Murray (5) por un marcador global de 6-3, 6-4 y 7-6(11) tras dos horas y cuarenta minutos de juego en un choque disputado en una abarrotada Rod Laver Arena cuyo techo retráctil estuvo prácticamente desplegado durante todo el partido por la tímida lluvia que hizo aparición en Melbourne a lo largo del día. El número 1 del mundo demostró porqué tiene tal condición y que los aspirantes a arrebartarle el trono de la ATP aún deben seguir mejorando. Con un tenis efectivo y poco brillante, el de Basiela volvió a saborear las mieles de la victoria en Australia tres años después.
El primer set no fue brillante aunque sí emocionante porque ambos tenistas, excesivamente prácticos y sin apenas licencia para el espectáculo, gozaron de alternativas en el marcador. Murray se mostró timorato en el inicio, jugando demasiado pegado a la línea de fondo, y eso le llevó a ceder su servicio y dar la primera ventaja a Federer. Sin embargo, el escocés reaccionó a tiempo, empezó a buscar el revés del suizo, a jugarle con pelotas altas y recuperó la ventaja. Los dos tenistas estaban más finos al resto que con el servicio y los intercambios desde el fondo eran la pauta común en el juego. Fue en el calificado por los sabios como 'juego clave' del set, el octavo, cuando Federer tiró de derecha y muñeca para encadenar tres buenos puntos que le permitirían hacer un segundo break que a posteriori supondría hacerse con la primera manga, un set que cerró con dos saques directos consecutivos.
El escocés jugó con el adductor 'tocado'
Murray se cambió la camiseta en el descanso, pero la mentalidad seguía siendo la misma. Se había olvidado de la táctica que siguió en los primeros compases del partido cuando hacía daño a Federer y el suizo aprovechó esta sintonía para lograr un tempranero break, dejó varios puntos para la hemeroteca que se llevaron la ovación del público e incluso gozó de dos bolas para ponerse con 4-1 y servicio y otras cuatro para verse con 5-2 y saque. El escocés logró estirar el chicle sacando partido de los intercambios desde el fondo de la pista, pero cuando era Federer quien tenía el control del punto, poco tenía que hacer. El suizo golpeaba, pero no llegaba a noquear. Le fue suficiente al de Basilea con enfriar el partido y ratificar los juegos al servicio para apuntarse el segundo parcial de manera relativamente cómoda. A pesar de que Murray se echaba cada vez más a menudo a mano a su pierna derecha (tenía tocado el adductor), Federer no supo leer la situación de manera correcta y pareció desconectar del partido por momentos. Quizá también porque su rival, más asentado al otro lado de la pista, se jugaba con acierto cada uno de los puntos. Andy seguía errático con el servicio, pero aumentaba poco a poco la nómina de winners e incluso gozó de sus primeras bolas de break. Fue en el sexto juego cuando Murray logró la nachada, rompiendo en blanco el saque de Federer, que veía cómo daba vida a un rival que tenía prácticamente batido. El empuje del británico, henchido a medida que se consumía el set, le hizo ponerse con 5-2 al resto... y sin embargo no supo cerrar el set. Federer volvió a 'enchufarse' al encuentro merced a sus primeros servicios y su derecha, sobre todo su derecha, con la que hizo mucho daño al resto. Murray no se creía la reacción del suizo, pero éste demostró que al enemigo no puede dársele ni agua. El set tuvo que decidirse en el tie-break, donde Federer levantó cinco bolas de set (4-6, 5-6, 6-7, 8-9, 10-11) y culminó una nueva remontada que le diera el set, partido y título en Australia.
Esta victoria supone el cuarto Open de Australia para Roger Federer, el décimosexto Grand Slam en su haber y el sexagésimo segundo título individual de una carrera que se prolonga por doce temporadas. El 'Expreso suizo' tiene velocidad de crucero. Es el número 1 y tiene cuerda para rato...

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