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CAUSA ABIERTA

¿Podemos ser felices en medio de las catástrofes que nos rodean?

¿Podemos ser felices en medio de las catástrofes que nos rodean?

La tan preciada felicidad, es perseguida por los hombres desde tiempos inmemoriales, ahora ¿cabe cuestionarnos si somos o no felices?, cuando a nuestro alrededor ocurren catástrofes, como la de Haití, dictaduras, guerras, hambre, iniquidad, miseria, sida, calentamiento global, destrucción del planeta, por mencionar algunas entre tantas. Quizás al mirar todas estas circunstancias un escalofrío se apodere de nuestro cuerpo, y nos contestemos que no tenemos derecho a tal pregunta.
Ya el cantautor cubano Silvio Rodríguez planteó este tema en su canción "Pequeña serenata diurna" en la que decía: “Soy un hombre feliz y quiero que me perdonen por este día los muertos de mi felicidad”
Pero más allá de todos estos problemas inexorables, en cierto momento o circunstancia, con culpa o sin ella, nos planteamos si somos felices.
La felicidad es definida como una condición interna de satisfacción y alegría. Cada persona de acuerdo a sus expectativas, ego personal la definirá de variadas formas, quizás para un pequeño pescador navegar en su botecito en busca de su sustento, le genere más felicidad que a un magnate viajar en un inmenso yate.
La pregunta sobre la felicidad se remonta al  surgimiento de la ética en Grecia. Los filósofos otorgaron diversas respuestas, mas Aristóteles fue quien planteó que todos queremos ser felices, pero en cuando pretendemos esclarecer el modo de alcanzar la felicidad comienzan las discrepancias.
En la filosofía griega clásica existen tres posturas:
Primero ser feliz es autorrealizarse, alcanzar las metas propias de un ser humano lo que recibe el nombre de eudemonismo, postura defendida por Aristóteles. Segundo ser feliz es ser autosuficiente, valerse por sí mismo sin depender de nada ni de nadie se  define como cinismo y estoicismo. Tercero ser feliz es experimentar placer intelectual y físico y conseguir evitar el sufrimiento mental y físico, lo que se define como hedonismo. Es la postura que defiende Epicuro.
Entre eudemonismo y hedonismo existe un desacuerdo fundamental. Aristóteles considera que ser feliz es ser humano en el más pleno sentido de la palabra. Epicuro, por el contrario, se pregunta qué es lo que mueve a los humanos a obrar, porque la felicidad consistirá en conseguirlo, y esa cosa es el placer.
Por su parte, Tolstoi dijo: “El secreto de la felicidad no es hacer siempre lo que se quiere sino querer siempre lo que se hace”.
Finalmente, más allá de las diversas posturas todos los seres humanos merecemos ser felices, llevar una vida digna, en la que todos tengamos igualdad de derechos y oportunidades, es decir  de acceder a la educación, a la salud, al trabajo, a la vivienda, al esparcimiento, con absoluta libertad de desarrollar nuestros ideales y anhelos. (UyPress)

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