Las FARC degüellan al gobernador colombiano que habían secuestrado
El gobernador del Caquetá, Luis Francisco Cuéllar, fue encontrado hoy degollado tras casi un día de secuestro a manos de los presuntos rebeldes de las FARC que lo habían hecho cautivo en su domicilio de Florencia, la capital de ese departamento del suroeste colombiano. "Lo degollaron, miserablemente lo asesinaron", denunció el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, que confirmó el desenlace fatal de la retención de Cuéllar horas después de que ordenara el rescate militar del funcionario y de los demás retenidos por las FARC.
En una alocución al país por cadena nacional de radio y televisión, Uribe precisó desde la Casa de Nariño, la sede del Ejecutivo en Bogotá, que los "narcoterroristas" mataron al gobernador cerca del lugar en el que habían incendiado la camioneta en la que huían con él.
El vehículo fue hallado en Alto Brasil, paraje de la zona rural de Florencia, ciudad situada 562 kilómetros al sur de la capital colombiana y en la que los insurgentes secuestraron a Cuéllar el lunes por la noche.
El secuestro lo cometieron unos rebeldes vestidos con prendas militares que irrumpieron en el domicilio del funcionario tras haber arrojado una granada contra la puerta de la edificación y se enfrentaron a los escoltas del funcionario, tiroteo en el que murió un policía y dos más resultaron heridos.
En un comunicado preliminar leído a la prensa en Florencia por el ministro de Defensa, Gabriel Silva, los funcionarios y mandos de las fuerzas de seguridad advirtieron de que los rebeldes habían instalado nueve "cargas explosivas" alrededor del vehículo abandonado, pero, según la nota, "pudieron ser desactivadas".
Luego se supo que los guerrilleros habían puesto más cargas alrededor del cadáver de Cuéllar.
El boletín fue divulgado tras un consejo de seguridad que reunió en Florencia a Silva, los comandantes de las Fuerzas Militares, el general Freddy Padilla, y el Ejército, el general Óscar González, y los directores de la Policía Nacional, el general Óscar Naranjo, y el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS, inteligencia estatal), Felipe Muñoz.
Todos ellos se habían desplazado a primera hora de hoy a la capital caqueteña por decisión de Uribe, que les ordenó buscar el rescate militar de Cuéllar y los otros secuestrados por las FARC, entre ellos 24 militares y policías que esta guerrilla retiene con la finalidad de canjearlos por medio millar de insurgentes presos.
A la zona ya habían sido movilizados batallones y comandos de fuerzas especiales del Ejército y la policía, y era sobrevolada por diez aeronaves de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) y de la aviación de otras fuerzas.
Según el comunicado militar, todos los "medios técnicos y logísticos disponibles" habían sido puestos al servicio de esta operación de rescate, que se centraba en una de las regiones del país con mayor presencia de las FARC.
Además de estas operaciones, el Gobierno promovía la oferta de 1.000 millones de pesos (casi medio millón de dólares) como recompensa por información que permitieran el rescate de Cuéllar y la detención de los responsables de su secuestro.
En su alocución, Uribe mantuvo esta oferta, que tiene como objetivo particular los mandos de la Columna Móvil "Teófilo Forero", reducto de elite de las FARC al que se ha atribuido la captura y asesinato del gobernador, ganadero de 69 años que ya había sido víctima de secuestro en otras cuatro ocasiones a manos de la misma guerrilla.
Tuvieron lugar en 1987, 1995, 1997 y 1999, siempre con fines de extorsión, los mismos por los que la esposa de Cuéllar, Imelda Galindo de Cuéllar, también estuvo en poder de los insurgentes en el primer caso de retención.
"Hemos dado instrucciones para que el operativo militar que se emprendió para rescatar al señor gobernador se mantenga para capturar a los responsables del secuestro y asesinato", dijo Uribe.
"En medio del dolor, con toda la fortaleza, avanzaremos en la derrota del terrorismo, para liberar de esta pesadilla a las nuevas generaciones de colombianos", ratificó el presidente tras invitar a la reflexión a quienes "pretenden darles reconocimiento político a los narcoterroristas de las FARC".
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