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CAUSA ABIERTA

Claves para educar a tu hijo

Claves para educar a tu hijo

¿Hay normas generales a la hora de educar a los hijos? ¿Cómo saber si lo estamos “haciendo bien”? Según el caso, la evaluación de las variables del niño y de los padres, así como la orientación de un profesional, puede ser indispensable. Y, sin existir las “recetas” propiamente dichas, en la mayoría de las familias sí hay algunas pautas que los progenitores deberían tener en cuenta.
· No seas su amigo. Él ya tiene muchos. Sé un padre cariñoso y dialogante, pero un padre, es decir, la persona que le marca las normas.
· Haz explícitas esas normas. Anúncialas en voz alta y explícalas a priori, no cuando ya las han violado. Si no se puede saltar en el sofá, aunque para ti sea algo obvio, indica por ejemplo: “no se puede saltar en el sofá, y quien lo haga después tendrá que quitarle la funda, limpiarla y volverla a poner”.
· Sé consistente y coherente con premios y castigos. Una norma no debe cambiar según tu estado de ánimo. Es decir, que si un día estás cansada/o aún así el límite (no saltar en el sofá) y el castigo (limpiar la funda) deben ser los mismos. Y si un día estás de buen humor, también debes mantenerlos.
· Límites, no amenazas. Se trata de que los niños aprendan que las cosas que hacen tienen consecuencias positivas (cuando cumplen la norma) y negativas (cuando la incumplen) siempre, independientemente de que mamá esté contenta o cansada, de que le “hagan la pelota” o papá y mamá hayan discutido. Esto no lo aprenden cuando incumplen una norma y papá o mamá le amenazan muchas veces con algún castigo. Tampoco cuando mamá o papá gritan. La firmeza no la transmites gritando, sino cumpliendo lo que habías dicho que harías si tu hijo saltaba sobre el sofá.
· Sé un modelo. Forma su conciencia. No podemos pedirle a un niño que no diga mentiras y luego que coja el teléfono y le diga a alguien con quien no queremos hablar que “mi mamá no está en casa”.
· Prémiale...con elogios. Por encima de los juguetes y el dinero, tu aprobación es el refuerzo más importante. Un “estoy orgullosa de ti” o un “qué contenta estoy cuando te veo estudiar dos horas seguidas como hoy” hará más que un videojuego, aunque no lo creas.
· No estropees los elogios. Evita frases del tipo “¡un sobresaliente, qué bien, pero ya podías haberte puesto a estudiar el trimestre pasado!” o un “¡un sobresaliente, qué bien!" pero "¡a ver si los otros exámenes te salen igual!”. Intentamos que la persona repita la conducta, pero lo que conseguimos en desanimarle.
· No le des todo lo que pida. A veces sólo pide para ver hasta dónde puede llevarte.
· No le compares. Y menos con un hermano.
· No desautorices nunca al otro padre ante el menor.
· Escúchale activamente. Pregúntale qué opina de las cosas. No quites importancia automáticamente a sus problemas con frases del tipo: “eso son chiquilladas, mañana se habrá pasado”. Puede que desees animarle, pero el mensaje que transmites es que su problema no es importante para ti, mientras que para él puede ser “un mundo”.
· Con los deberes: No te empeñes en darles instrucciones para la que tarea quede bien hecha. Da a tus hijos autonomía para trabajar y para estudiar, así como la seguridad de que, si nos necesitan, allí estaremos. Trata de hacer tu trabajo mientras los niños hacen el suyo. No esperemos a que ellos terminen para empezar el nuestro, porque estaremos presionándolos para que acaben pronto y ellos necesitan tiempo. Y no les hagas los deberes: ayudar es una cosa, trabajar en su lugar otra con la que ni aprende los contenidos de las materias ni aprende a responsabilizarse de sus propias tareas.
· Quiérele mucho. Y díselo. Dile las cosas que más te gustan de él y por las que es diferente y especial.
· Recuerda: los niños con límites claros son más felices.
Por Irene Bayarri. (Psicóloga. Cnit).

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